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Cien líneas

Acabáramos

Al fin, con siglos de retraso, el personal está cayendo de la burra. Incluso los más sesudos analistas del país se apean de sus mitemas, que sólo inducen carcajadas. Ahora se están dando cuenta los creadores oficiales de opinión -o sea, los creadores de opinión oficial- de que Pedro Sánchez va a ser el próximo presidente del Gobierno. Juas, juas, juas. Tiemble después de haber reído.

Disculpen lo que sigue, pero no me puedo reprimir. Desde septiembre, habré escrito en estas líneas al menos veinte veces -sí, veinte veces- que Pedro Sánchez iba a ser el próximo presidente del Gobierno. Como dije, asimismo, que el PP iba a sacar 120 escaños, y el PSOE, 90. Como, antes aún, había vaticinado que la gente de La Madreña se iba a hacer con el Ayuntamiento de Oviedo. Para el caso de Sánchez había y hay tres razones.

1) Histórica. Rajoy se limitó a seguir al pie de la letra la hoja de ruta de ZP. Recompuesto el socialismo, regresa a la Moncloa, su espacio natural, ya que los países atrasados son endémicamente socialistas.

2) Política. Descartada a priori cualquier mayoría absoluta o combinación binaria por insuficiente, era evidente el juego ternario, y ahí el PP no tiene nada que hacer, mientras que para el PSOE es un escenario perfecto.

3) Cósmica. A la última reunión de los Bilderberg, a finales de la pasada primavera, acudieron sólo tres españoles: Ana Botín, Juan Luis Cebrián y, atención, Pedro Sánchez. No hace falta explicar más.

¿Un nuevo pronóstico? Podemos, con el Pentágono y el general Rodríguez, será más de derechas aún que Felipe González.

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