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Sol y sombra

Escenario hipotético

Un escenario: Podemos renuncia al referéndum independentista, ya casi lo ha hecho Puigdemont, y Pedro Sánchez es investido por fin presidente del Gobierno gracias a los votos del partido de Iglesias, los de IU, el PNV, y un alud de exigencias, gran parte de ellas medidas sociales de atrezzo.

Sueño cumplido, Sánchez preside pero no gobierna. Unos meses para el postureo, grandes proclamaciones y un brindis al sol tras otro como en Portugal. Los leves signos de recuperación se traducen rápido en abatimiento.

Europa impone nuevas reformas que los socialistas, por falta de respaldo de quienes les permitieron alcanzar la Moncloa, se ven obligados a aprobar apoyándose en la oposición. El PP se muestra reacio pero la UE le convence de lo contrario. Podemos y sus satélites, como pronostica Jorge Verstrynge, marcan de cerca al PSOE. Hacerlo reprochándole su derechización y sometimiento a las autoridades europeas es el arma para obtener rédito en las urnas y llevar adelante el plan concebido para convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda española. O, como dice Verstrynge, la fuerza de los de abajo, que aspiran a situarse arriba.

Naturalmente, Iglesias no desvela que si eso sucediera algún día él haría lo mismo: es decir igual que hizo su amigo Tsipras en Grecia, que acabó cediendo de manera aún más deshonrosa después de haber enfrentado a su pueblo y contribuido a acelerar su destrucción económica.

La situación se hace insostenible y el país avanza hacia unas elecciones anticipadas. Pero lo importante para Pedro Sánchez es que ha conseguido lo que quería: ser presidente del Gobierno, y la posibilidad, en cualquier caso, de repetir como candidato.

Es una hipótesis. Y, así todo, no la peor.

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