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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Con un par de burrinos

Está causando sensación que en París utilicen rebaños de ovejas para trasquilar los parques de la urbe. Si no recordamos mal, el psiquiatra conductista Burrhus F. Skinner dejó descritas en "Walden dos" a unas dúctiles ovejas que en su momento habían estado cercadas por una valla electrificada, pero a base de recibir calambrazos ya no se acercaban a ella. No obstante, lo mejor del caso es que las crías del rebaño tampoco lo hacían, ya que habían heredado la cautela de sus progenitores a los voltios. Esto quiere decir que unas ovejas bien educadas en la siega de parques y jardines podrían crear una estirpe muy productiva y abrir un nicho de mercado muy provechoso para Asturias, mediante la exportación de ovejas segadoras. De hecho, esta tierra, cuando fue paraíso natural, poseía una cabaña ovina de gran envergadura, hoy reducida a la mitad. Su descenso poblacional ha precedido al de los propios asturianos, que vamos en barrena. Así, bien se puede decir que las ovejas nos precederán en el Reino de los Cielos (es decir, en desaparecer del paraíso natural y aparecer en el otro paraíso, si es que hay suerte). En cuanto a las ovejas segadoras de París, el hecho nos recuerda el no ejecutado Plan Especial del urbanista Rañada para el parque de la Providencia. Proponía la cría de asturcones, para goce de los chiquillos. Hubiera sido -escribía Rañada-, "un espacio ruralizado, con pastizales controlados mediante ganado" (asturcones y vacas). ¿Y qué hacer con la vegetación dura o espinosa? Bastaría con "un par de burrinos", agregaba. ¿Quedarán suficientes jumentos en Asturias?

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