El Ayuntamiento de Gijón ha decidido impulsar definitivamente la conversión de la antigua fábrica de Tabacalera, en Cimadevilla, en museo de la ciudad, una vieja propuesta del anterior mandato socialista que el actual gobierno municipal de Foro pretende reactivar como revulsivo de la actividad cultural del municipio y también como atractivo turístico del barrio en el que se enclava la instalación fabril cuya rehabilitación comenzará en el mes de marzo.

En esencia, con la conversión en museo del inmueble del barrio alto -que antes que fábrica de tabaco fue convento de las religiosas agustinas recoletas- se pretende resaltar las tres etapas históricas más relevantes del devenir de la ciudad: la romana, la barroca y la industrial, según la propuesta museística que maneja el Ayuntamiento y que es muy similar en contenido a la que tenían prevista los socialistas durante el mandato de Paz Fernández Felgueroso.

Cabe preguntarse si Gijón necesita más museos, a la vista de que los existentes en la ciudad suelen estar vacíos la mayor parte de los días y que incluso el Ayuntamiento ha tenido que optar por la gratuidad de la entrada para quienes dispongan de Tarjeta Ciudadana, como reclamo atractivo para promocionar estas instalaciones culturales entre los gijoneses. Si bien es cierto que no existe una gran instalación que recoja y relate hitos principales de la historia de la ciudad desde los tiempos remotos de la romanización hasta prácticamente nuestros días, sería cuestionable que el futuro equipamiento aspirara sólo a convertirse en contenedor del extenso patrimonio artístico municipal, que supera las 4.000 obras.

Para que el de Tabacalera no se quede en un museo más, es preciso concretar una de las propuestas más innovadoras del proyecto dado a conocer esta semana: la vinculación al futuro equipamiento de una Fábrica de Creación, una instalación que daría cabida en el inmueble a las empresas del sector creativo local. Reinventar un espacio para la creatividad, el talento y la innovación artística en el futuro museo es un signo de modernidad que en parte ya justifica la enorme inversión, 20 millones de euros, que se va destinar a la reconversión del edificio de Tabacalera.

Es habitual encontrar estos tipos de centros en las capitales europeas. Son, en la mayoría de casos, proyectos multidisciplinares, y no se estancan en una sola tendencia artística. Buscan además aumentar la participación entre el público y los artistas sin olvidar una exigencia de calidad y un reconocimiento del trabajo creativo.

Independientemente del valor de las obras pictóricas, escultóricas y arqueológicas del patrimonio municipal que se expondrán en el futuro museo, para conseguir que la instalación sea un éxito y ayude a revitalizar Cimadevilla, una de las zonas más atractivas y recoletas de la ciudad, conviene ser ambiciosos y enlazar una brillante actuación arquitectónica con una oferta museística de calidad, interactiva e innovadora en sus planteamientos. De manera que tanto contenido como continente resulten atractivos para los visitantes.