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Cien líneas

Jubileo

Las bolsas mundiales por los suelos o, peor dicho, escaleras abajo. El Ibex ha perdido un tercio de su valor desde abril. Y nada indica que las cosas se vayan a quedar en los pésimos niveles en curso. Los expertos dicen que la situación no es como la de 2008. Bueno, algunos aseguran que es idéntica. El problema es que el grueso de esos supuestos sabios se dedica a vender sus productos: son un peligro añadido.

Quienes nos limitamos a conocimientos elementales, reflexiones sin prejuicios y opiniones independientes creemos, al menos el que suscribe, que el Dow Jones estaba por las nubes, en máximos desde hace siglo y medio, así que no choca que baje. Y que baje mucho.

China, dicen. Una dictadura comunista siempre miente. No era lo que afirmaban. Ahora tampoco. Y la diferencia esencial entre un aterrizaje suave y uno brusco ¿cuál es? Los emergentes se hunden. Un par de años muy malos no nos los quita nadie.

El verdadero problema, sospecho, es otro. Y mucho más grave. Y muchísimo más esperanzador por aquello de la crisis positiva.

Me explico. La multilateralidad es un hecho en todas las escalas y coordenadas. También en el universo de las divisas y el oro. El ajuste crudo de gigantescas placas tectónicas ya se está produciendo. Todo acabará muy bien pero por el camino pueden ocurrir cosas terribles. Incluso guerras y ruinas como nunca habíamos visto.

Por eso el Papa ha convocado el Jubileo de la Misericordia. Ahí va una hipótesis audaz: apunta a una condonación global de las deudas.

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