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Aprendamos de la Historia

La complicada situación actual para encontrar Gobierno operativo en España, podría llevarnos a buscar orientación en un estudio comparativo de la Historia. Tal vez sepamos al menos lo que no hay que hacer.

Invito a tomar como referencia la Primera República Española -sólo superada en desgracias por la Segunda, que aún nos queda dolorosamente cercana- y que por ello renuncio a considerar aquí, porque las razones se pueden mezclar con los sentimientos. La realidad más delicada de aquella, transcurrió entre el 11-II-1873 y el 29-XII-1874, y en ella convergieron la segunda guerra carlista, la sublevación cantonal, y los prolegómenos de la guerra de Cuba, que dejan muy pálidos los problemas actuales. En once meses, conoció España cuatro presidentes de Gobierno, todos ellos del partido Republicano Federal: Estalisnao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, espoleados por miembros del partido Demócrata Radical, que actuaron como inductores de la proclamación de la República Federal, que luego criticó el catedrático Manuel Recilla, quien estimaba "absurdo el federalismo en naciones ya constituidas". Mucho más recientemente, tuve yo ocasión de oír al querido y prestigioso catedrático Peces Barba, en el Aula Parlamentaria de nuestra Junta General del Principado, "que las Autonomías eran realmente una estructura política federal". Don Gregorio, catedrático de Derecho y al menos dos veces doctor "honoris causa", fue uno de los "padres" de la Constitución de 1978.

La República Federal concluyó sus agitadas aventuras con el golpe de Estado del general Pavía (3-I-1874). Se continuó con la República Unitaria del general Serrano, hasta el fin de diciembre de ese mismo año, y terminó con la Restauración de la Monarquía, auspiciada por el general Martínez Campos.

Sin entrar en los complejos entresijos de las manipulaciones políticas, que -como ahora- se dieron ciertamente en exceso, la situación tenía un fondo social difícil: fuerte deuda pública, huelgas, concentraciones, ocupaciones violentas, y alteraciones graves del orden público.

En este contexto, el presidente Figueras sufrió un primer golpe de Estado -organizado por Cristino Martos, presidente de la Asamblea Nacional- a los once días de su nombramiento. El ocho de marzo, tuvo que ocuparse de la proclamación del Estado Catalán en Barcelona, que ya se fraguaba desde el mes anterior. Otro intento de subversión se produjo el 23 de abril, y fue abortado por Pi y Margall, ministro de Gobernación. Siguieron nuevas elecciones a Cortes, con abstención de más de la mitad del censo. Nadie puede sorprenderse, de que en esta tesitura el presidente Figueras abandonara España rumbo a París, tras esta rotunda frase: "Señores, no aguanto más; estoy hasta los co..., (siete letras) de todos nosotros".

La presidencia posterior de Pi y Margall, se vio aún más agitada por la denominada "Sublevación Cantonal", que sacudió a más de treinta ayuntamientos, declarados unos, "república social", y los más, "cantones independientes"; entre ellos: Alcoy, Valencia, Castellón, Murcia, Cartagena, Jumilla, Sevilla, Granada, Cádiz, Bailén, etcétera, con profusión de asesinatos y revueltas. Particularmente disparatada fue la sublevación de Cartagena, con amotinamientos de la marinería de las fragatas "Almansa" y "Vitoria", que saquearon y bombardearon las ciudades de Almería y Alicante tras series denegadas sus peticiones de dinero, por lo que el Gobierno de Madrid hubo de declarar ambos navíos "piratas", y pedir a las Armadas británica y alemana que apresaran nuestros buques, como así lo hicieron. Entre tanto, se hubieron de sofocar también las correrías carlistas en Navarra, País Vasco y Cataluña.

El Gobierno posterior de Salmerón, duró poco más de mes y medio, y hubo de entenderse con multitud de provincias sublevadas que siguió, de Emilio Castelar, que gobernó durante último cuatrimestre del año 1873, hubo de suspender garantías constitucionales y reponer las Ordenanzas Militares que habían sido suprimidas. Terminó con el golpe de Estado del general Pavía, y el inicio de la República Unitaria del general Serrano (8-I-1874), como paso previo a la Restauración Monárquica.

Debe hacemos pensar también, que España tuvo desde Recaredo -quien declaró oficial la religión Cristiana- hasta la actualidad, más de mil cuatrocientos años de Monarquía, y diez de República (entre la Primera y la Segunda), y que estas últimas fueron objetivamente muy desafortunadas.

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