Que Dios está en todas partes resulta evidente en Gijón, territorio aconfesional donde conviven diez distintas confesiones con sus respectivos cultos. Un sitio lleno de descreídos da cobijo a una decena de religiones, donde hasta los ateos lo son por la gracia de Dios, un señor con idéntico nombre y distintos apellidos en Contrueces, el pequeño Vaticano del ecumenismo local. Resulta sorprendente que con tantas creencias como conviven en Gijón, el Ayuntamiento de la ciudad se haya convertido en un sindiós. Parecería que las armas políticas municipales las carga el diablo. Foro, que gobierna en minoría, sufre la condena de un presupuesto prorrogado después de aceptar todas las enmiendas de la oposición salvo las del PP, el único partido que, sin embargo, se sumó a las cuentas del equipo de gobierno. No hay dios que lo entienda, salvo que el PP le haya cogido gusto a poner la otra mejilla.
