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Sol y sombra

La factura del PNV

La escenificación del acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez incluye exigencias, líneas rojas, posibles e imposibles, desatinos e incongruencias, un paso adelante y dos hacia atrás, pero deja en el aire los ruegos y las preguntas sin respuesta mientras que la inquietud se cierne sobre el futuro de España.

El problema de que el candidato socialista busque los apoyos en las filas de quienes están dispuestos a cobrar por ellos cifras inasumibles no es que su partido haya mostrado desde el principio la intención firme de no pagarlas sino el resignarse, finalmente, a que colocar a Sánchez en la Moncloa lleva aparejado un coste perjudicial para el país. Y apoquinar con él.

La penúltima factura la está pasando el PNV, dispuesto a romper la caja única de la Seguridad Social para ofrecer a cambio su respaldo. Algo caro, por no decir abusivo y oportunista, teniendo en cuenta que ya existen concierto y cupo vascos. ¿Acaso no es suficiente? Pues parece que no: a los nacionalistas, más que el referéndum de autodeterminación, algo que están dispuestos a aplazar y sólo sacan a relucir como moneda de cambio, lo que realmente les interesa es progresar en la independencia y la exclusividad siguiendo, como es natural, ligados a España.

El PNV pide una Seguridad Social para el País Vasco, pero romper la caja común podría acarrear graves consecuencias para el conjunto. Los gastos de gestión de un sistema propio, diferente al del resto de las comunidades, se dispararían y pondrían aún más en riesgo la protección de jubilados, empresas, instituciones públicas, privadas, etcétera.

Además de a Pedro Sánchez, habría que preguntarle a Pablo Iglesias si es ésa la "España plurinacional" que proclama y si su concepto solidario está basado en los principios económicos de desigualdad que exige el PNV a cambio del apoyo.

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