Fueron los dos partidos más votados en las elecciones del 20-D, tanto en España como en Asturias, pero así y todo tanto el PP como el PSOE pasan por momentos muy delicados, con los liderazgos de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez cogidos con alfileres. Todo lo contrario que los de los partidos emergentes: Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) están, al menos en estos momentos, muy asentados, aunque en el caso del primero las constantes crisis internas de índole regional pueden acabar pasándole factura a medio plazo.
Rajoy y Sánchez se están jugando su futuro político permanentemente, en el día a día. El suyo y el de sus personas de confianza. A diferencia de Iglesias y Rivera ninguno de los dos sabe a ciencia cierta qué será de él en las próximas semanas. Más si es que finalmente hay nuevos comicios en el mes de junio. ¿Alguien en el PSOE o en el PP está en condiciones de asegurar que los actuales números uno de ambos partidos repetirían como cabezas de lista en esas probables elecciones, si es que el actual proceso de investidura acaba en fracaso?
Los dirigentes socialistas y populares asturianos no descartan en sus hipótesis de trabajo el relevo de sus líderes nacionales, aunque tanto unos como otros consideran que ese cambio no tendría prácticamente ninguna trascendencia en la región. En el caso del PP, porque la renovación (o depuración, depende con los ojos con que se analice) que se pondría en marcha a escala nacional con la marcha de Rajoy aquí ya se llevó a cabo tras el cisma provocado por Francisco Álvarez-Cascos. Por lo que respecta al PSOE, es bien sabido que Pedro Sánchez mantiene serias diferencias con la cúpula de la Federación Socialista Asturiana. De ver truncada su carrera el actual líder socialista sí se verían afectadas dos cualificadas militantes de la región, que pertenecen a su equipo de confianza: Adriana Lastra y María Luisa Carcedo. En el círculo de colaboradores más cercanos a Rajoy no hay asturianos.
