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Cien líneas

Embudo

Atención, el Gobierno asturiano prepara un canal ético. Así lo llaman. No, por favor, no se rían.

La nueva vía cursa dentro de una ley -el intento de la pasada legislatura fue abortado- aún en veremos. Por ese tubo ético -término más apropiado que canal- cualquier ciudadano puede hacer llegar a la Administración denuncias confidenciales pero no anónimas -menuda sutileza- que serán examinadas por la Oficina de Buen Gobierno y Lucha contra la Corrupción (OBGLC) que a su vez dependerá del Consejo de Transparencia (CT) presidido por un señor o señora que deberá contar con al menos el apoyo de 30 diputados.

Hablaba de tubo porque, remodelado, acabará siendo una ley del embudo sin ningún género de dudas.

El CT estará presidido por cualquier dinosaurio del régimen como ocurre con otros tinglados similares ¿Le enviarías, amigo Xuan Asturianu, una denuncia confidencial pero no anónima a un tipo híper bendecido por la casta?

El canal que es tubo y al final embudo recuerda a aquella iniciativa de Mao sobre las cien flores y otras tantas escuelas. El personal se soltó el pelo, empezó a largar y moverse siguiendo la invitación del Gran Timonel quien, cuando los tenía a todos fichados, lanzó una de las mayores redadas de la historia. Millones a la cárcel.

Una hipótesis cantada. Acudes al embudo, denuncias alguna de las mil tropelías en la ampliación de El Musel -el otro día me contaron cosas de miedo- el dinosaurio del CT se va de la lengua, los denunciados se cubren y tú, ingenuo mil veces, a lo peor acabas flotando en el Cantábrico.

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