En la pesadilla de ayer vimos bonzos que se trababan entre sí con los brazos y las piernas delante de un murete de mantequilla detrás de cual se veía un barco de Lego a medio montar. Algunos bonzos llevan caretas blancas, pero todos visten túnica naranja y hacen sonar crótalos, que suenan como campanadas de la Caja de Ahorros de la plaza del Carmen. Atención: los crótalos son meras chapas metálicas, como pequeños platillos, de modo que nadie debe decir: "Estoy hasta los crótalos de usted". De pronto, un antebrazo acabado en garfio arranca la careta de uno de los bonzos y aparece el rostro de Carlos Zapico, que muy atrás en el tiempo fue concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento, por el PSOE. Otra careta, que resulta ser de cerámica, se estrella contra el suelo y se precipitan sobre nosotros las anchas quijadas del exalcalde gijonés Vicente Álvarez Areces. A causa de ello despertamos y retornamos a una vigilia indecisa, aunque en el duermevela que sigue ya no vemos bonzos con el cráneo pelado, sino concejales y concejalas como los actuales del PSOE. Nos revuelve tal visión, pues hace 15 años eran los sindicalistas de la CSI los que formaban parapeto, con Naval Gijón a sus espaldas, contra el acuario y la urbanización de Poniente. En efecto, a finales del siglo XX fue Zapico el que declaró: "Detrás de una playa (Poniente) siempre vendrá una urbanización", justo la que Areces promovió involucrando a la Sogepsa de Tielve y Marqués, que era, y es, la sociedad del Principado destinada a acopiar suelo para viviendas del pueblo, pero no de lujo. Pero ¡cómo cambian los tiempos y cómo se mudan los partidos!, porque hoy los socialistas defiende a brazo partido la integridad territorial del Tallerón o del antiguo astillero Juliana Constructora Gijonesa, hoy Armón.
