En el anterior mandato, una edil de Urbanismo de cuyo nombre no puedo acordarme consiguió revolver Roma con Santiago y unir a troyanos y a tirios en el afán de lanzarle a la susodicha flechas a los talones y adoquines a la cabeza. Alcanzó a que los constructores -los pocos que iban quedando- se le abalanzaran a la yugular, y hasta los particulares se echaban, indignados, las manos a la cabeza. Con semejantes mimbres, era impensable que los foristas pudieran alcanzar, meses después, el consenso que va a permitir sacar adelante la revisión del Plan General de Urbanismo, un documento llamado a liberar a esta ciudad de la inseguridad jurídica ocasionada por la anulación de planeamientos anteriores. En el mandato actual, Foro ha conseguido, contra todo pronóstico, calmar a la patronal, acallar a los vecinos y conseguir el voto favorable de todos los grupos salvo el PSOE. Sólo un reparo: ¿se puede estudiar en menos de 48 horas la letra pequeña de más de seiscientos folios?