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Hombres a secas

Cuando ya nos habíamos acostumbrado al término metrosexual para aludir a los hombres que se preocupan mucho de su imagen, se cuidan y no hacen ascos a las cremas hidratantes ni a las pinzas para acabar con el entrecejo de neardental, nos encontramos con un nuevo espécimen, el hombre spornosexual, una mezcla entre deporte y porno que hace referencia a hombres con cuerpos esculpidos en los gimnasios que triunfan por sus pectorales y que cultivan su cuerpo como objeto de deseo. Son jóvenes que buscan ser admirados por su físico y a la mínima oportunidad se quitan la camiseta ante cualquier cámara para mostrar sus impecables abdominales. Vamos, la mujer como objeto sexual que tanto rechazamos, pero en hombre.

Tanto el concepto de metrosexual como el de spornosexual han sido acuñados con 20 años de diferencia por Mark Simpson, periodista y ensayista gay que cuando inventó el término metrosexual pensó en David Beckham y, que para ejemplificar al varón spornosexual ha recurrido a otro futbolista, Cristiano Ronaldo. Decía el otro día Simpson, que ha participado en un seminario sobre masculinidades en Barcelona, que en la actualidad la mayoría de hombres son metrosexuales y que los spornosexuales aumentan de forma galopante. ¿Sí? A estas alturas confieso que he levantado la cabeza del teclado del ordenador y he intentado catalogar a mis compañeros de trabajo y no puedo más que mostrar mi perplejidad. O Simpson se ha pasado, o habla de un mundo de otra dimensión. No veo ningún spornosexual a mi alrededor y no sé si definir como metrosexuales a que se pongan una crema hidratante de vez en cuando como me ha confesado el de la mesa de al lado. Pero es que, claro, el mundo masculino no se queda en estas dos categorías.

Igual usted, que está leyendo esto, es ubersexual, que es algo así como un quiero y no puedo de metrosexual. O no se ha enterado y resulta que es tecnosexual, que es un hombre moderno que luce la última tecnología. También existe la posibilidad de que sea lumbersexual, con un aspecto cuidadamente desaliñado, rudo y con barba poblada como los leñadores. Aunque si no sabe nada de todas estas gaitas posiblemente usted entre dentro de la categoría de retrosexual que es el hombre de toda la vida que cultiva su masculinidad, lo que no significa que no se peine ni se duche en cuyo caso entraría directamente en el grupo de guarros, y eso es otra cosa. Teniendo en cuenta que en todas estas categorías puede haber heterosexuales, bisexuales y homosexuales, habrá que hacer un máster para describir lo que toda la vida ha sido simplemente un hombre.

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