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Sol y sombra

Continente aislado

Los americanos saben cómo se construye una unión. Europa, en cambio, es una vieja idea donde los mercaderes han logrado imponerse con su acusado sentido de la usura a las razones de un orden político común.

Para los ingleses siempre hemos sido "el continente", dicho con cierta displicencia o incluso también con la preocupación de Jeremy Corbyn, cuando dispuesto a apoyar la permanencia en la UE, le da la razón a su adversario Cameron. "El futuro del continente está en juego", ha dicho el líder de la oposición laborista. Más o menos lo mismo que cuando desde la Isla se decía aquello del continente permanece aislado de Gran Bretaña. El riesgo, en cualquier caso, es del continente aislado que sólo los ingleses acuden a salvar, a veces en difíciles condiciones como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, otras intentando sacar provecho de las dificultades, del modo en que está ocurriendo ahora.

Europa ha accedido, esta vez, de manera vergonzosa a blindar el Reino Unido frente a la inmigración para evitar el Brexit. Pero eso no significa que Cameron se haya podido librar de los abucheos de los euroescépticos de su partido que quieren darle un corte de mangas a Bruselas.

Los ingleses que persiguen el aislamiento europeo son cada vez más. Esa eurofobia no es ya fruto de la disyuntiva histórica ante la pregunta de por qué se sienten diferentes a los continentales. Recuerden, unos respondían que por la historia y otros simplemente que por el clima. La Europa en crisis suscita otro tipo de rechazo distinto al de la identidad, el pasado y la meteorología, y nace de la propia excusa de que los continentales son incapaces ellos mismos de sacar adelante un proyecto común.

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