Partiendo del legítimo derecho de cualquier propietario -se apellide García o Alvargonzález, Fernández o Rato, Menéndez o Sela- a mejorar las condiciones de venta de su prao, lo que no es de recibo es que una operación urbanística como la de la finca Bauer, destapada al aprobarse el nuevo plan de ordenación, pase de puntillas por el debate urbanístico municipal sin que la mayoría de los grupos políticos se la huelan. La izquierda que aprobó el plan, seguramente con todos los parabienes para sus justas reclamaciones, ¿no se había leído las fichas urbanísticas? ¿No había comprobado que la calificación de El Infanzón había cambiado desde el borrador discutido en mayo? Podemos llegó incluso a pedir hace meses la eliminación de este polémico urbanizable... No se entiende que se la metieran doblada, salvo que no llegaran al Pleno con los deberes hechos. O no prepararon bien el examen o el examen se convocó con extrema premura, pese a que tenía preguntas trampa.
