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Neocomunistas: Ex Oriente lux

Parece que toda salvación para el hombre occidental proceda de Oriente, tanto desde el punto de vista espiritual como material. De allí proceden las religiones "mistéricas" que, como el cristianismo, prometen la vida eterna y además tienen vocación de universalidad y de totalidad.

También en el plano material algunas creencias, basadas no en evidencias sino en supercherías similares a las de las religiones, prometen, con la misma vocación de universalidad y totalidad, la salvación material de la humanidad. Tal el comunismo que, a pesar de compartir muchos postulados con el cristianismo, entró en violento conflicto con él. Solo uno de ellos es "la verdad", por lo que se combaten y excluyen mutuamente. Al fin y al cabo el comunismo es otro monoteísmo más. Por eso, cuando en Rusia se impuso el comunismo estalinista, el retrato de Stalin ocupó en todas las casas el lugar del icono ortodoxo, según cuenta A. Gide -Nobel de literatura en 1947-, tras su visita a la Unión Soviética en 1935 ("Regreso de la URSS"): "En las casas rusas, frías, impersonales, el retrato de Stalin ocupaba el lugar del icono exigido por el cristianismo ortodoxo, porque era él quien parecía haber ganado definitivamente la partida".

Así, el Sr. Iglesias se ve a sí mismo como un nuevo mesías, igual que los revolucionarios soviéticos de principios del siglo XX, que, según Stefan Zweig ("El mundo de ayer"), otro escritor que visitó la URSS en 1928, "estaban convencidos de que participaban en una gran causa que afectaba a toda la humanidad... Ex Oriente lux: de ellos venía la salvación; así lo creían sincera y honradamente. Ellos habían visto la verdad?"

Alguno de los escritores e intelectuales favorables a la revolución (Gide, Zweig, Malraux, Orwell, etc.) contó las "maravillas" que había visto en la URSS. Así, A. Gide, que pretendía con su viaje escribir una hagiografía de la revolución de octubre; lo emprendía con este ánimo: "Hace tres años proclamé mi admiración por la URSS, y también mi amor; allí se estaba llevando a cabo una experiencia sin precedentes, con un impulso capaz de arrastrar a toda la humanidad".

A su vuelta, con una rara honestidad intelectual que le granjeó acervas críticas, hizo un veraz retrato de la realidad soviética: ruptura con la democracia liberal (disolución de la Asamblea Constituyente); monopolio del poder por un solo grupo político (los bolcheviques); eliminación total de la libertad política; instauración de un aparato de terror para reprimir las ideas disidentes (Lenin y Stalin: millones de muertos o sometidos al Gulag); supresión del pluralismo asociativo, despersonalización del individuo, pobreza, desabastecimiento, etc., etc.

Un compendio de todo ello puede encerrarse en una de las anécdotas que cuenta Gide. Propuso un brindis por el triunfo republicano sobre la rebelión militar en España, brindis que causó desconcierto entre la concurrencia. Se mostraron entusiasmados, en cambio, cuando se brindó en honor de los detenidos políticos del nazismo. ¿Cuál era la razón? "Mientras que 'Pravda' -dice Gide- ya se había pronunciado sobre los resistentes al nazismo, aún no lo había hecho sobre la guerra de España. El entusiasmo con el que los representantes de los escritores soviéticos acogieron un nuevo brindis, apenas unos días más tarde, me hizo comprender que 'Pravda' ya había apoyado a la República".

Lo que nos espera si Podemos asalta el poder es sumirnos en esa misma situación, un estado de esclavitud física y mental. Y puede ser posible porque para las nuevas generaciones carecen de sentido términos como "purgas", "bolcheviques", "estalinismo", "primavera de Praga", "deshielo", "perestroika", "glásnost"; siglas como "KGB" o "Stasi"; y nombres propios como "Gulag", "Solzhenitsyn", "Pravda", "Pacto de Varsovia", "Dubcek", etc. Y quien ignora la historia está en grave riesgo de repetirla.

Es bien conocido el intento de los comunistas de trasladar la situación soviética a España, lo cual provocó la palinodia de otro gran intelectual de izquierdas, George Orwell, que había venido a España a "matar fascistas porque alguien debe hacerlo", enrolado en las filas del POUM. Después de vivir la intentona totalitaria comunista en España, especialmente los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, escribía: "Cada línea en serio que he escrito desde 1936 la he escrito, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo lo entiendo".

Y en plena contienda describía la situación española de esta manera: "Desde hace algún tiempo impera un estado de terror: se prohiben partidos políticos, se ejerce una asfixiante censura de prensa, se espía sin cesar y hay encarcelamientos en masa sin juicio previo. Cuando me fui de Barcelona, a fines de junio, las cárceles estaban a rebosar? Y los responsables de que estén encerrados son esos temibles revolucionarios cuyo nombre solo pone los pelos de punta: los comunistas". Contra el totalitarismo estalinista escribió precisamente sus dos obras más famosas, "Rebelión en la granja" y "1984".

Con Podemos en el gobierno la situación puede ser en España similar a la testimoniada por Gide en la Unión Soviética: "Dudo que en ningún otro país, a no ser la Alemania de Hitler, el espíritu sea menos libre, más inclinado, más temeroso, si no aterrorizado, más sojuzgado".

Tenemos el ejemplo de Venezuela, cuyo gobierno sigue una línea idéntica a la del programa oculto del Sr. Iglesias; no en vano ha sido él quien la ha marcado: control político de la judicatura, la policía, el ejército y los medios de comunicación; encarcelamiento de los disidentes (Leopoldo López); asesinato de manifestantes; corrupción generalizada del régimen; desabastecimiento total; ruina del país.

Quizá se piense que esta situación no puede darse en España; que Podemos es minoría. Quienes así piensan deberían reflexionar sobre el hecho de que también los bolcheviques eran minoría y se alzaron con el santo y la peana. Y que también en Venezuela, antes de Chávez, creían que jamás podrían llegar al estado de cosas que están viviendo. Quizá nuestra única diferencia sea la UE como tabla de salvación. Pero un gobierno de Podemos podría también sacarnos de ella.

He dicho "programa oculto", pero ya no tanto. El Sr. Iglesias está envalentonado y ya se ha atrevido a plasmar en el último documento de gobernabilidad que le brindó al PSOE ("Un país para la gente"), propuestas bien conocidas en la Unión Soviética, en la dictadura de Franco y en la actual Venezuela, como la adhesión política de jueces y fiscales; el control político de la policía judicial; la concentración de todo el poder real en manos de uno (el Sr. Iglesias, como Vicepresidente autoproclamado), etc., etc. Todo ello, junto a mentiras repetidas una y otra vez, para que se conviertan en verdades incontestables. Es la vieja táctica comunista, repetidamente denunciada por Orwell: "El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades" ("Politics and the English Language"); "? El objetivo tácito de esa argumentación es un mundo de pesadilla en el que el jefe, o la camarilla gobernante, controla no sólo el futuro sino también el pasado. Si el jefe dice que tal o cual acontecimiento no ha sucedido, pues no ha sucedido; si dice que dos y dos son cinco, dos y dos serán cinco" ("Mi guerra civil española").

Frente a todo esto, ¿qué hace el PP? Permanece encerrado en un solipsismo absoluto, noqueado aún por el resultado electoral. Repite la letanía machacona de que ha sido la fuerza más votada. -¿Lo ha sido? -Sí. -¿Puede formar gobierno? -No. -¿De qué le sirve entonces? -De nada. En estas circunstancias, pues, no existen más que dos opciones: o el PSOE consigue una mayoría de gobierno, aglutinando toda una serie de fuerzas políticas difícilmente miscibles o elecciones de nuevo, ya que el PP rechaza de plano dejar gobernar al PSOE con C's, y el PSOE no quiere ni oír hablar de la gran coalición ni de un gobierno PP-C's.

La irresponsabilidad de PP y PSOE nos abocan a nuevas elecciones. Incluso ése parece ser el deseo del Sr. Rajoy. Ahora bien, desde mi punto de vista, esta actitud de la derecha puede tener unas consecuencias aún más dañinas para España: Podemos podría lograr el "sorpasso" y convertirse en segunda fuerza política, y desde esa posición sería ella la que intentaría de nuevo un Frente Popular. Y gobernaría en virtud del principio que se atribuye -quizá falsamente- al periodista ultramontano Louis Veuillot: "Cuando me encuentro en una posición de debilidad te pido libertad en virtud de tus principios, pero cuando tengo el poder te la quito en virtud de los míos". Y esto sería responsabilidad del PP y del Sr. Rajoy, por no evitarlo, pudiendo hacerlo.

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