"Dadme un fulcro (un punto de apoyo) y moveré el mundo", proclamó Arquímedes hace veintitantos siglos. El cambio que introduce en la escena el pacto entre Sánchez y Rivera es ése: en un medio fluido han situado un punto de apoyo al menos virtual, consistente en un programa de centro reformista, movido por la que, hoy por hoy, es la minoría mayoritaria de la Cámara (PSOE+C's). Aunque es probable que no llegue mucho más lejos, de momento ha descolocado a los demás, obligándolos a tomar posición al poner en el centro del debate un programa. El programa no afronta, ni de lejos, la cuestión más grave que hoy tiene el Estado, que es el secesionismo, pero ese espacio casi en blanco puede verse como un vacío o como una invitación a negociar fórmulas en la comisión prevista. Ahora queda el partido de la próxima semana, en el Estadio de la Carrera de San Jerónimo, que será de los grandes.
