Se corre el riesgo de pensar que Enrique Tamargo, presidente ya por pocos días del Grupo Covadonga, se marcha por la puerta de atrás, al no poder culminar su mandato con la adquisición de los terrenos del Club Hípico Astur, un hito para el ensanchamiento de la entidad deportiva más relevante de la región. Más bien al contrario, los ocho años de Tamargo al frente del Grupo, alcalde de una ciudad dentro de la ciudad, fueron, en conjunto, fructíferos y productivos. De los directivos poco relevantes se dice, como consuelo, que otro vendrá que bueno le hará. De los que dejan impronta, como es el caso del presidente grupista a punto ya de cesante, no cabe otra mención que el reconocimiento de que quien le suceda tendrá que asumir la tarea de superar una gestión notable. El Grupo crece con la integración de los socios del Centro Asturiano y es encomienda del sucesor engrandecer el club para dar cabida a una nueva hornada de grupistas en una nueva época.
