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Diversidad o categoría

Seguro que han oído hablar de las cajas de resonancia en internet. Negarles el eco sería tanto como no admitir la tendencia a seleccionar noticias o análisis ideológicamente afines por parte de los lectores, y que se acentúa en sociedades polarizadas como es la española. Se trata de la pescadilla que se muerde la cola. Las audiencias tienden, por lo general, a buscar las noticias que confirman lo que ya creen y, a su vez, fomentan redes con ideas afines que divulgan unas fuentes comunes aceptadas como parte de la verdad. Estas cajas de resonancia o cámaras de eco permiten amplificar sin obstrucción creencias que se ven reforzadas al transmitirse reiteradamente dentro de un mismo espacio virtual cerrado que sirve, además, para mantener a raya los puntos de vista opuestos.

Las redes sociales ejemplifican en la actualidad este fenómeno selectivo de la información, donde las interacciones en línea multiplican el sesgo hasta el punto que, por ejemplo, el espacio Facebook de un usuario difunde de modo exclusivo la información en la que cree y la de quienes están de acuerdo en sus planteamientos. Cuando se trata de información falsa, no suficientemente contrastada y que únicamente se afianza en la creencia de cada uno, resulta doblemente peligroso. En este sentido y como sucede a diario, Internet se ha convertido en un proceloso mar de respuestas sociales ingenuas a raíz de cualquier "verdad" difundida por cualquier individuo con capacidad para extender un bulo. Las ideas, sin ser especialmente sólidas, rebotan de un lado a otro como las pelotas de sonido de John Cage.

No todo el mundo está de acuerdo, sin embargo, en que la hipótesis de las resonancias sea algo por lo que haya de preocuparse excepcionalmente. Ana S. Cardenal, investigadora principal del proyecto Opinionet, cree, según ha publicado en "Politikon", que las tesis más extendidas sobre las cámaras de eco parten de supuestos discutibles. De asumir, en primer lugar, que los seres humanos tienen preferencia por las informaciones afines. Cardenal sostiene que hay estudios realizados en los años sesenta por "eminentes psicólogos" que mantienen precisamente lo contrario y que no se hallaron pruebas concluyentes que demostraran la preferencia de los individuos por la información que refuerza sus tendencias. Y que también hay constancia, por estudios más actuales, que en determinadas circunstancias estos individuos prefieren exponerse a puntos de vista distintos. En casos, sin ir más lejos, en que la información resulta importante para tomar una decisión correcta o bien para rebatir los argumentos del contrario conociéndolos antes como es debido. Según la profesora Cardenal sentimos menos rechazo hacia la información diferente que apego a la información afín, algo que resulta hasta contradictoria con la mismísima condición humana o los conceptos que hasta el momento se han establecido acerca de ella.

La investigadora de Opinionet se pregunta, además, si en el caso de que así fuera, es decir de que hubiera una preferencia por las noticias y los medios afines, sería esa tendencia suficiente para compensar el esfuerzo en vigilancia que supondría seleccionar sólo la buena información. Ella y algunos escépticos opinan que no. Para exponerse a mensajes afines el individuo requiere, según recalca, un nivel de conocimiento que la mayoría no tiene. Las tecnologías digitales, en contra de lo que muchos otros teóricos mantienen, arrastran precisamente hacia una mayor diversidad en la información, sostiene Cardenal.

Habría, en último caso, que saber distinguir entre diversidad y categoría de la información. Para poder discernirlo sólo hay que tener un espíritu crítico y bien formado y enfrentarse a la selección de las redes sociales. Tómese la molestia de hacerlo y verá hacia dónde le llevan, si a un terreno abonado por el juicio y el rigor, o a otro especialmente movedizo en el que prolifera la exposición afín y ciertamente tendenciosa en la que, dependiendo del sesgo, apenas se encuentran puntos de vista opuestos para facilitar el contraste de la noticia. La aceptación de una sola "verdad" llega en muchas ocasiones a ser proverbial.

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