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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Jardines de Rajoy

El erial ferroviario de Gijón se denomina desde ayer Jardines del Tren de la Libertad, que fue una ideaa de ese erial feminista con presencia en la Villa de Jovellanos. Hubiéramos preferido un nombre más fundamental, y especialmente el de Jardines del Ferrocarril de Langreo, gracias al cual Gijón existe como hoy lo conocemos, pues aquel acarreo de carbón desde las Cuencas marcó el inicio industrial de la Villa a partir de 1852. También está pendiente la asignación de un fragmento de la ciudad al alcalde Jose Manuel Palacio, pero se ve que la Tertulia Feminista Les Comadres se ha llevado el gato al agua con una de sus peregrinaciones, que en su momento fue triunfal, aunque sobrevalorada a causa del olvido de que la causa del aborto español le debe más a Mariano Rajoy que a una ofensiva de convoyes feministas. Ya se sabe: tira más un político hueco que cien carretas. Por este motivo, el nombre verdaderamente justo para esos prados de la desgracia ferroviaria sería el de Jardines del Tren de la Libertad y de Mariano Rajoy Brey. Es decir, que la ingratitud que le han declarado en Pontevedra se compensaría con el reconocimiento gijonés. Ahora bien, lo que más nos intriga es el futuro de dichos jardines, pues bien es sabido que el solar ferroviario está destinado a ser pasto de la edificación desde El Humedal hasta donde pongan finalmente la estación (por cierto, el Principado y la negativa consejera Belén Fernández le han metido un pleito a este asunto de la ubicación). Por tanto, cada edificio que se construya se llevará un pedazo de los jardines, y cada nuevo vial lo mismo, lo cual significa que el Tren de la Libertad verá cómo mengua el espacio que le hizo honor, pero esto no ha de preocupar a sus promotoras, pues tal proceso menguante no será más que un paralelo de la merma de significación histórica de tal excursión, que como ya hemos indicado fue engordada en su momento. Ahora, a pacer a los jardines hasta que se acaben.

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