Después de que en 48 horas el delegado del Gobierno y exalcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, actuara como Sansón y en medio de su ceguera sacudiese la columnas del templo de Partido Popular de Asturias, hasta hacerlo temblar, ha sucedido que el propio agitador ha declarado que por el momento archiva las sacudidas y que tal vez no ha sido el momento adecuado para dicha agitación. En la trinchera contraria, la presidenta regional del partido, Mercedes Fernández, ha dicho que se halla tranquila a raíz de las adhesiones que le han llegado durante las jornadas de la tormenta. Respecto a la oportunidad de los arietes gabinianos, tenemos la impresión de que se desplegaron justo en este momento de incertidumbre política en todos los niveles, y con una más que probable convocatoria del pueblo español a una nueva jornada de urnas. En tal caso, las detonaciones en Asturias obtendrían un buen reflejo en dichos comicios, es decir, que habría que ver si el Partido Popular mantiene los resultados del 20 de diciembre. En todo caso, tanto De Lorenzo como Fernández han coincidido en que las hostilidades quedan en suspenso, lo que significa que el partido vuele a sus acostumbradas tensiones subterráneas, y más palpables en el presente en Avilés y Oviedo. En esta última ciudad -y al haber postulado De Lorenzo a Agustín Iglesias Caunedo como sustituto de Mercedes Fernández-, se sigue esperando por el juicio histórico del gabinismo, algo en lo que el tripartito del Ayuntamiento y el propio PP regional tienen mucho que ver.
