No era pequeño el trabajo que teníamos con la lectura del Plan General de Ordenación (PGO), cuando nos echan sobre la mesa otro tocho intitulado "Avance de la Revisión de las Directrices Regionales de Ordenación del Territorio", es decir, el inicio del procedimiento para revisar lo que no se ha tocado durante tres o cuatro lustros y que dice ser la coordinación de los concejos del área central de Asturias. Total, una quimera ya envejecida porque los años de la inocencia fueron los ochenta y ahora mismo ya está todo tan desmembrado y va cada municipio tan a su plato que ese documento y su presentación encajan perfectamente en la desgana con la que se gobierna el Principado y con ese campo de agarradas constantes en que se ha convertido la Junta General. Decimos lo de los ochenta porque en aquel entonces se crearon las estructuras que salvaron Asturias como imprecisa comunidad autónoma y nacieron consorcios como el de residuos urbanos, Cogersa, con el correspondiente vertedero central. Pero ahora mismo imagínense ustedes que hubiera que plantar algo así en algún punto de Asturias; es seguro que las pendencias fueran tan enormes que acabaríamos echando la basura al mar. Respecto a la citada presentación de dicho proceso, insistimos en que fue tan desoladora que el presidente regional, el estudiante Javier Fernández, y su consejera del ramo, la encantadora y todavía no cesada ( por tantos motivos) Belén Fernández, se contradijeron con gran esmero. El primero afirmó que coordinar el centro de Asturias no requiere de un nuevo nivel de mando político y ella explicó que se generará una nueva estructura con poderes ejecutivos. Total, que a saber el lío que tienen en la cabeza, como con casi todo. En cualquier caso, recuérdese el consejo de Guillermo de Ockham: no han de multiplicarse los entes sin necesidad.
