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El mar Cantábrico y la concha de San Lorenzo se quieren

Reflexión en torno a la recuperación del nivel de arena en la playa gijonesa y lo que dicen los últimos informes geológicos

Querido y bravo Cantábrico:

Me siento especialmente feliz y liberado desde que leí, en LA NUEVA ESPAÑA del pasado día de San José, la importante noticia de que has devuelto la arena que le habías "sustraído" a la playa de San Lorenzo. Le dedican un espacio importante, como se merece una noticia de esa transcendencia. Dicen, a cuatro columnas: "La playa de San Lorenzo recupera el nivel de arena previo a los temporales de 2013. Recientes informes geológicos destacan la limpieza del arenal y la aportación natural de 16.000 metros cúbicos de áridos el último año". Claro que, a ti, querido Cantábrico, no te citan para nada. Como si no existieras. Los sesudos especialistas dicen que la culpa es de la erosión, cuando hay temporales? Y hablan, continuamente, de tu amiga la playa, cuando en realidad ella sólo es un "sujeto pasivo" a merced de tus correrías?

Seamos serios: ni la playa ha sustraído las 16.000 toneladas, ni las ha devuelto ahora, por arte de birlibirloque. Ese trabajo lo realizaste tú, querido Cantábrico, a base de paciencia, subir y bajar? ir y venir. Cabreándote unos días, para quedarte otros como un plato. Con tus resacas y tus olas.

Hace tiempo que aparecen acusaciones de robos de arena, no sólo en San Lorenzo. También en la playa de Salinas. Y tengo que decirte que no me gusta nada que se hable de esas "sustracciones". Es como si las compararan con la misteriosa "desaparición" de las 528.000 toneladas de carbón de Hunosa en Coto Musel. A ver si vas a acabar en los tribunales, imputado como un "chorizo" cualquiera. Ya sabes que últimamente se judicializa todo. Seguro que, incluso, te aplicarían el agravante de nocturnidad porque la acusación aduciría que la mitad de tu trabajo se produce durante las noches. Pero tienes que declararte inocente. Tus amigos sabemos que la culpa no es tuya, es de la Luna, que te trae a mal traer. Ahora pleamar, ahora bajamar, mareas vivas, trabajando a tope, mareas muertas. Yo me pregunto ¿qué culpa tienes tú de todo ese trajín?

Me imagino que te reirás, con cierta coña marinera, cuando ves en los medios y lees en los periódicos como LA NUEVA ESPAÑA sesudas explicaciones, algunas veces, incluso, científicas. Pero el clímax del despiporre lo alcanzarás cuando sientes el clamor popular pidiendo rellenar con "áridos" los huecos que dejas en tu impecable trabajo de vaivén, de grandes resacas, de olas de 6 y 7 metros, de quedarte como un plato, exhausto, descansando de tanta faena.

En la soledad de tus noches te preguntarás, sin duda, a qué se debe la preocupación de tanta gente. Muy fácil, te lo explico. Son varias causas. La primera es que la gente está arrepentida de haberte limitado con un muro (al que le "atizas" en cuanto puedes). (Cuando había dunas, la cosa funcionaba de maravilla: llegabas, besabas y volvías). La segunda es que les molesta que cuando "sustraes" arena quedan a la vista unas bases de hormigón que alguien dejó de recuerdo, tras la demolición, en 1937, de los balnearios Las Carolinas, La Favorita y La Sultana, que estaban, en plena playa, situados entre la escalera 3 y la Escalerona. Y la tercera, y última, es que "refalfiamos": ¿qué importancia tiene que, de vez en cuando, haya unas pocas rocas visibles, si todavía quedan unos 100.000 metros cuadrados de rubia y limpia arena?

Desde mi punto de vista, no son conscientes de que si se atreven a descargar "áridos" en tu territorio, en cuanto se den la vuelta, en cuanto se despisten un poco, los vas a llevar contigo a hacer compañía a los restos del "Castillo de Salas", hundido cerca de Cimadevilla en 1986. Contigo no se juega. Entiendo que estés harto de que se metan en tu vida y en tu trabajo.

En resumen, dejemos a nuestro mar Cantábrico tranquilo: que lleve y traiga su arena cuando quiera, porque es suya. Y en caso de querer despilfarrar dinero, no lo hagamos aportando arena, invirtámoslo en demoler el Muro y retirarlo unos 40 metros. Ése será el único remedio de futuro. Y así, con el nuevo muro en la calle Cabrales, también evitaremos quedarnos sin playa en las pleamares, en la zona de la Escalerona, que está muy feo y, además, no les gusta a la mayoría de los turista que nos visitan.

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