La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Presidente de la junta de personal funcionario no docente de la Universidad de Oviedo

Una falsa imagen del funcionario

Recientemente hemos leído un artículo de opinión de un profesor titular de la Universidad de Oviedo, del área de Sociología, en el que propone soluciones a los problemas de nuestra universidad.

De todo lo expuesto, hay una cuestión en la que podemos estar de acuerdo con el compañero articulista: la investigación necesita un impulso porque cada vez ocupa un lugar mayor en la Universidad y es bueno que así sea.

Parece ser que los problemas que necesitan solución parten, fundamentalmente, de los funcionarios que gestionan la investigación. Según este compañero profesor, el problema de fondo es que "ninguna persona del personal administrativo de la Universidad se puede beneficiar de conseguir y gestionar eficazmente proyectos y contratos de investigación o de cooperación (ni tampoco de mejorar la calidad docente), sino todo lo contrario", que, dado que "cualquier proyecto le supone más trabajo, posibles problemas y complicaciones y lo único que le preocupa es una posible intervención o auditoría", "lo mejor para un administrativo es que no haya actividad investigadora".

Como se ve, según el autor, el personal administrativo de la Universidad de Oviedo no funciona ni en el servicio de investigación ni allá donde trabaje, puesto que, dado que no se beneficia de mejorar la calidad docente, no tiene estímulos para realizar sus tareas con la debida eficacia y dedicación.

Esta idea del funcionariado decimonónico sigue calando en la sociedad debido a este tipo de opiniones vertidas gratuitamente por personas que no saben en qué consiste el trabajo administrativo que se desarrolla en nuestra universidad.

Lo que para él son "opacos y absurdos trámites burocráticos" vienen establecidos por las propias convocatorias de que se trate en cada momento y, por tanto, marcados por las administraciones convocantes (europea, estatal o regional), pero en ningún caso por el personal que desarrolla su trabajo en el servicio de investigación de nuestra universidad o de cualquier otra universidad pública española. Por tanto, no son los compañeros y compañeras que prestan servicio en la investigación los que se esconden "detrás de barreras burocráticas lo más altas posibles".

Seguramente, este compañero profesor de Sociología ha tenido problemas, como él mismo explica, en la obtención y gestión de proyectos de investigación, pero si pretende una solución de fondo a estos problemas no parece que cargar la culpa sobre las personas que llevan a cabo esta tarea, con la máxima dedicación, sea parte de ella.

Como tampoco lo es su propuesta de una Administración paralela de la investigación (¿también de la docencia?) con incentivos económicos suficientes como para que las personas que lleven ese trabajo adelante tengan motivos para no escudarse tras barreras burocráticas. ¿Cuál sería el método de selección de esas personas?, ¿sería cada investigador principal el que decidiera sobre quién está suficientemente capacitado para abordar estas tareas?, o ¿serían becarios los que la llevaran a cabo?

El personal de la Administración de nuestro país, y la de la Universidad de Oviedo también, ha pasado por una de las peores etapas de su historia en la que ha sufrido pérdidas de derechos de todo tipo (económicos y sociales), recortes de plantilla debido a la falta de reposición del personal que ha ido abandonando su puesto, algo que se ha visto agravado en las universidades españolas porque esta situación ha coincidido con el cambio de titulaciones. Seguramente, el señor firmante del artículo desconoce las horas que los administrativos y administrativas de esta universidad han debido dedicar a la implantación de ese cambio, con menores efectivos y con la "desmotivación" de haber perdido parte de su sueldo para pagar los agujeros que otros crearon en nuestro sistema económico.

A pesar de todo, estas personas han ido sacando adelante una institución que es más que la investigación, aun estando de acuerdo en que esta parte de las tareas universitarias ocupe cada día más tiempo de las horas que todo el personal universitario (docentes y administrativos) dedica a su trabajo. No podemos olvidar que la tarea fundamental de la institución universitaria es formar.

Por tanto, si el personal administrativo universitario no se mueve solamente por las cuestiones económicas, ¿qué es lo que lo mueve? Por si había alguna duda, desde su órgano de representación decimos que el hacer bien su trabajo, cumplir los plazos (que otros marcan), cumplir los trámites (que otros deciden), que los proyectos que se presenten ante el organismo correspondiente cumplan los requisitos (que otros establecen) es lo que les mueve.

Y, también, con la preocupación por las auditorías y la intervención, como no podría ser de otra manera. Seguramente este compañero profesor ignora que parte del trabajo administrativo que se realiza en la investigación consiste en ahorrar dinero para nuestra universidad (en el año 2015 más de un millón de euros) cumpliendo los requerimientos que los distintos organismos deciden sobre proyectos ya terminados. Los auditores tienen la tarea de ahorrar dinero al organismo que representan y nuestros compañeros y compañeras de investigación de ahorrárselo a la Universidad de Oviedo.

Por otra parte, es necesario cumplir las normas que emanan de nuestra intervención, porque los ciudadanos nos quejamos amargamente cuando vemos cómo en otras administraciones se malgasta el dinero, sin control. Es la intervención la que vela porque eso no ocurra aquí y las personas que tratan de cumplir las normas que de ella emanan las que llevan a cabo una tarea de la que toda la comunidad universitaria puede sentirse orgullosa: gastar legal y controladamente.

Compartir el artículo

stats