Noventa años para un chaval porque, la verdad, el Real Oviedo anda aún por el final de su adolescencia: lo mejor está por venir. Fundado por el empresario don Carlos Tartiere y recuperado por el ingeniero don Carlos Slim un largo hilo enlaza esos dos momentos capitales y no hay duda de que está tejido por una afición difícil de superar, hiper globalizada y capaz de llevar al equipo en volandas como sin duda mañana sábado se verá en el partido del cumpleaños.
Mi pequeña historia azul empieza por los últimos años cincuenta del pasado siglo, domingo a domingo, en la tribuna Sánchez del Río. En la fila siguiente siempre don Santos Muñoz. Ahí sigue, con sus 95 años, sin faltar ni a un solo partido. Una pasión que explicaba el jueves en estas páginas Antonio Bernardo Díaz, compañero de los Symmahchiarri, de forma insuperable.
Aquello sí que eran barrizales. Para llegar al estadio había que cruzar el Prau Maniobres, puro lodo en invierno y primavera y después pasar por una puertina, restos del cierre de la finca del viejo hospital, que poco a poco fue derribada así que para la temporada 62-63 no existía pero el barrizal se había trasladado al terreno de juego donde el súper contundente Iguarán era el amo. Sumando su terrible energía a la calidad extrema de Sánchez Lage, Paquito y José María quedamos terceros en la Liga como en los tiempos siderales de Lángara y Herrerita. Bendito fango. Ojo, el Valladolid quedó cuarto y el Zaragoza, quinto.
Feliz cumpleaños como víspera de las celebraciones del ascenso. Que se preparen en la Champions.
