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Cien líneas

Horas

Cambio de hora porque, aunque parezca increíble, la hora varía de un sitio a otro y, encima, también es distinta según digan los mandarines de turno.

Hace dos siglos aun cada ciudad tenía su hora. Los ferrocarriles forzaron la unificación porque no había forma humana de entenderse.

A estas alturas los vuelos transnacionales y transcontinentales -y más aún internet- exigen una nueva unificación global. La misma hora para todos. Por cierto, la paradoja superlativa se produjo con la llegada del hombre a la Luna, el primer acontecimiento extraplanetario. En Europa, por ejemplo, fue el 21 de julio y en América el 20. En los dos casos la cita es correcta. Vaya disparate.

Una sola hora y, ya puestos, una sola moneda, pero no es fácil que cedan desde las coordenadas del dólar y el euro porque las divisas están jerarquizadas y en los intercambios gana el más fuerte.

¿Qué hora es? Sin duda la del Oviedín. Hace 90 años nació como resultado de la pugna feroz entre el Stadium y el Deportivo. El último partido lo jugaron el 22 de diciembre de 1925 y cómo sería la bronca que se pidió la anulación para repetirlo a puerta cerrada. No hay nada más sano que la rivalidad. Atención, el terreno de juego del Real Oviedo estaba en Teatinos con capacidad para 10.000 espectadores ¡en una ciudad de 40.000 habitantes!

La historia azul sigue con enorme fuerza, por encima de cualquier avatar: a Primera ya, a por la ciudad deportiva con decisión y a por un nuevo campo para jugar la Champions con todas las garantías.

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