La Nueva España

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El señor del letargo

¿Puede influir el cambio horario en la situación política española? Con la prolongación de esta medida insensata (cada año clamo dos veces contra ella, por supuesto en vano), se inocula en nuestro cerebro un aditivo de cansancio, que, por agregación, lo hace todo más cansino y lo lentifica. Este cambio al inicio de la primavera es aún más nocivo, pues se añade a la astenia primaveral y a los efectos de la alergia, que entre moqueo, lagrimeo y estornudo desayudan a la actividad productiva. ¿Cuánto cansancio puede soportar una estructura antes de que le llegue la fatiga inversa de los materiales? Sumidos cada vez más en el marasmo, los partidos, da igual que castizos o emergentes, se quedan sin fuerzas hasta para bracear, mientras pierden cohesión interna y aplomo. En ese medio pantanoso Rajoy aguarda aletargado, con la actividad al mínimo, ahorrando energía para la resurrección.

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