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Cien líneas

Pallete

Un coro de parabienes ha saludado la noticia empresarial de la semana: José María Álvarez-Pallete, nuevo presidente de Telefónica. Estaba cantado pero con César Alierta, su predecesor, acostumbrado a largar a toda la cúpula de la compañía cada seis meses -olé y olé- era muy aventurado pronosticar. Que si es muy joven, ya que con 52 años es un bebé en el Parque Jurásico del Ibex, que si es un fanático del running, que si es del Real Madrid, que si tiene tres niños adolescentes preciosos... lo sigo con verdadero interés desde que, hará dos años, dijo aquello de "no hay servicios gratis, si el servicio es gratis es porque nosotros somos el producto".

Lo del running, los amores merengues y tal y tal y tal me parece que restan porque si eso es lo único que puede transmitir su agitprop mal asunto. La idea de que un hombre vulgar, como todo el mundo, es lo que prefiere el común está del todo equivocada.

También resta cierta herencia: Telefónica es un refugio de enchufados que no aportan nada y dan pésima imagen. Y la dinámica de los relevos no es ejemplar: ¿un presidente que porcentualmente apenas tiene acciones puede hacer lo que le de la gana como si la compañía fuese su finca?

En el haber de Pallete, insisto, su visión radical de la revolución tecnológica en curso. Y es que dándole la vuelta a la frase antes citada ¿no es lo ideal que cada cual, que cada uno de nosotros, sea un producto?

A mi y a usted y a todos nos maltratan como ciudadanos pero como consumidores nos respetan y como producto acabarán haciéndonos reverencias. Seguro.

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