¿Se pasarán de moda los "selfies"? ¿Significan algo? La definición establece que un "selfie" es la foto que uno se toma a sí mismo con un dispositivo electrónico y acaba en las redes sociales. Cuantitativamente, es un fenómeno popularizado desde hace pocos años por las celebridades y los grupos sociales de referencia (dirigentes), seguidos del efecto ineludible de imitación por los estratos de masas (los dirigidos). También es evidente que su gran impacto se encuentra en los grupos más narcisistas y débiles, como los adolescentes y, sobre todo, si son mujeres. ¿Es por tanto una simple moda intrascendente, o bien revela algún aspecto de base, estructural, de nuestra sociedad? ¿Qué nos dice el fenómeno desde el análisis sociológico? La macrosociología nos dará tantas pistas como la "sociología del tendal" o de la vida cotidiana.
En la dirección interpretativa que va desde la sociedad al individuo las relaciones económicas de la postmodernidad necesitan del aislamiento individual. Se requiere una falta de grupos sociales de integración y pertenencia, ya que se priman las relaciones Estado-Individuo (separado de las familias sólidas, grupos permanentes), así como la volatilidad de las relaciones personales. Este tipo de vínculos, hasta ahora clásicos, ya no son tan necesarios para la supervivencia en un contexto de prioridad del consumo como medio de integración social. Todo ello se canaliza, además, a través del mecanismo del deseo, cuya satisfacción principal es "la sensación falsa" de pertenecer a un grupo idealizado de referencia asociado a la marca y a cierto "estilo de vida". De un modo ideológico se impone la "independencia social" como valor: relaciones débiles, cortas y sin compromiso que faciliten la dominación.
Sin embargo, el individuo alienado busca también satisfacer la necesidad básica humana de no estar solo, busca a los "otros" para completarse a sí mismo. Esas relaciones que tienen un alto coste y pocos beneficios si son cara a cara se manejan mejor resumidas en un todo informe (detrás de la pantalla) donde los "me gusta" cumplen el papel del reconocimiento social.
El "selfie" no refleja solamente un yo individual y anecdótico, sino la necesidad profunda de ser reconocidos y aceptados por el grupo de "los otros yo". La tecnología permite, en la dirección de ida, la presentación digital de la persona en la vida cotidiana como medio de expresividad individual de aspectos reprimidos en otros campos. Se trata de la emergencia del yo, hinchado como una flor sagrada, que rompe el duro asfalto de la costra social para surgir como una imagen de sí mismo, con la esperanza de que el mundo nos trate como esperamos o deseamos. Y la dirección de vuelta es un canal a través del cual el mundo nos devuelve nuestro "¡Hola!" por medio de los anhelados "me gusta" o "reenviar".
