Un grupo de profesores de los departamentos de Sociología y Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo colaboramos en un proyecto europeo para el estudio del empleo juvenil (STYLE - Strategic Transitions for Youth Labour in Europe). En este proyecto analizamos las características del mercado de trabajo español en perspectiva comparada con otros países de la Unión Europea, lo que nos permite, por una parte, dar cuenta de las particularidades del caso español y, por otra, constatar que algunos problemas son comunes al conjunto de la UE.
Uno de los temas clave es el autoempleo juvenil, que ha sido objeto de numerosas medidas dirigidas a incentivarlo en los últimos años. Las tasas de autoempleo, tanto para el total de la población como para los jóvenes, son sustancialmente diferentes en el marco europeo. Con una media que ronda el 14%, muy estable durante los últimos años, España se sitúa por encima de esta cifra, con una tasa que roza el 17%. A pesar de las diferencias, hay características comunes a todos los países miembros. Por ejemplo, la tasa de autoempleo juvenil es menor que la media. Así, apenas llega al 4% entre los menores de 25 años y al 10% entre las personas entre 25 y 34 años. En ambos grupos de edad, España se sitúa por encima de la media europea y, como el resto de países, por debajo de la media para el total de la población.
Las razones de la menor tasa de autoempleo juvenil están relacionadas fundamentalmente con aspectos como la falta de experiencia laboral, de recursos financieros y de capital social. Diversos autores han puesto de manifiesto que el capital humano y la experiencia laboral son factores clave a la hora de poner en marcha un negocio. Aunque suele concederse más importancia a los recursos financieros, conocer el sector, las tareas a realizar o la competencia son factores clave a tener en cuenta si se decide emprender una actividad por cuenta propia. Igualmente el acceso a redes (clientes, proveedores, inversores) se configura como un aspecto muy relevante. En todas estas cuestiones, los jóvenes, precisamente por ser jóvenes, presentan debilidades.
Dos cuestiones que se han identificado como temas de interés son la calidad del empleo y la sostenibilidad de las empresas dirigidas por jóvenes. En términos de calidad del empleo, los autónomos suelen trabajar más horas que los asalariados, si bien también manifiestan una mayor preferencia por el tiempo de trabajo, lo que probablemente está asociado a su mayor autonomía y capacidad para decidir cómo y cuándo trabajar. Los autónomos jóvenes suelen ser más ambiciosos en términos de creación de empleo y de innovación, pero esta mayor ambición puede estar influida por un menor conocimiento del sector en el que trabajan (por su menor experiencia laboral) que puede llevar a expectativas poco realistas.
En cuanto a la sostenibilidad de las empresas, se configura como un tema clave que debería ser objeto de las políticas de apoyo a emprendedores en mayor medida, puesto que la mayor parte de ellas están centradas en la primera etapa, de transición hacia el autoempleo.
En definitiva, si se pretende que el autoempleo constituya una alternativa al desempleo juvenil, es necesario tener en cuenta cuál es la calidad del empleo generado y cuáles son las razones que motivan el emprendimiento. En este sentido, las políticas de promoción deberían aportar un apoyo integral que permitiera a los jóvenes tener una visión amplia de lo que supone crear una empresa, reduciendo las desventajas asociadas a su menor experiencia. En el marco del proyecto citado al principio, hemos realizado entrevistas a jóvenes emprendedores para conocer su opinión sobre las programas de apoyo. Una de las conclusiones más relevantes ha sido la puesta en valor de los centros de empresas o viveros. Constituyen un referente en términos de lugar al que dirigirse para obtener información sobre todos los aspectos que deben considerarse en el momento de crear empresa, desde la forma legal al plan de viabilidad, a cómo solicitar recursos financieros o crear redes. Crear empresa es un proceso largo y nada fácil que necesita de apoyo durante todas sus etapas, lo que requiere del diseño de políticas de largo plazo.
