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Sol y sombra

La imagen y la palabra

Tiene razón el historiador del arte y ensayista francés Georges Didi-Huberman cuando dice que la constante sobrexposición de imágenes nos impide ver. Del mismo modo que la abundancia sobredimensionada de información no contribuye precisamente a que estemos mejor informados. Sin un análisis contextualizador las imágenes, como sucede con las palabras, se convierten en iconos del grito de una sociedad muda que arrastra graves problemas de comprensión e interpretación.

Enrique Vila-Matas ha traído a colación a Didi-Huberman por las imágenes reiteradas de Nidhi Chaphekar, la azafata india de la aerolínea Jet Airways, a quien hemos visto una y otra vez en el aeropuerto de Zaventem, con el traje ensangrentado tras los atentados de Bruselas. Las grandes tragedias se leen hoy en día a través de un bombardeo de imágenes que pretenden explicar lo que nos está pasando. No sirve, claro, porque las imágenes enseguida pasan a sobreactuar como un tópico. Sucedió no hace mucho, el pasado verano, con la foto de Alan Kurdi, un kurdo de tres años, que hallaron ahogado en una playa de Turquía. La imagen del cuerpecito del niño sobre la arena, mil veces difundida, avivó la polémica sobre la crisis migratoria a falta de un planteamiento riguroso y de soluciones.

La idea de que una imagen expresa más que mil palabras no ha encontrado durante décadas más valor que el de la discusión. Las imágenes repetidas sin un contexto explicativo no tienen otra virtud que la del simbolismo reiterado. Son las palabras las que definen, en cualquier caso, el pensamiento, aunque en ocasiones se pretenda con ellas adquirir una única dimensión visual, obvia y hasta tópica. Tenemos el ejemplo en la respuesta europea al terrorismo islamista, sus pronunciamientos "enérgicos" y sus minutos de silencio. Cada vez que se produce una masacre de estas caracterís-ticas, oímos decir eso de que los demócratas tenemos la obligación de permanecer unidos contra los ataques a la libertad. O utilizar palabras imagen como "yo soy Charlie Hebdo". Los terroristas, no hace falta decirlo, se estremecen de pavor.

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