Quién fue el lechuguino que para paliar los costes expropiatorios de la Zona de Actividades Logísticas de Asturias ideó pagar como campo de lechugas un suelo agrícola con capacidad para cultivar fabes? Tal vez el ideólogo agrícola de marras -solo o en compango de otros- planeó plantar en la Zalia lechugas iceberg, de manera que sólo emergiera la novena parte de un disparate que ahora, por decisión judicial, multiplica sus costes por cinco; o cultivar tal vez lechuga de hoja de roble, para echar más madera al dislate de reservar un océano de suelo rural para una isla empresarial más desierta que la que habitó Robinson Crusoe. La Zalia recuerda al cuento de la lechera: el proyecto iba a ser la leche sin tener en cuenta que el ordeño llegaba en la época de las vacas flacas. Convengamos en que la zona logística era una buena idea planteada en los peores tiempos: vender suelo de lechugas para instalar empresas son fabas contadas.
