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Profesor de la Universidad de Oviedo

La superioridad moral de las ideologías políticas

Existe la creencia bastante generalizada, quizá principalmente en Estados Unidos pero no solo allí, de que los progresistas (izquierda) se consideran a sí mismos moralmente superiores a los conservadores (derecha).

El autor norteamericano Jonathan Haidt es un importante estudioso de estos temas. Considera la moral como las prácticas, instituciones y mecanismos psicológicos que permiten suprimir el egoísmo y hacer posible la vida social. En 2009 publicó con dos colegas un trabajo en el que hacen un análisis del comportamiento moral de las personas en función de su ideología política (de extrema izquierda a extrema derecha), afirmando que los fundamentos de la moral son innatos y que las reglas y virtudes particulares varían con la cultura. Este estudio descompone la moral en cinco principios que son: cuidado de los débiles, justicia para que cada uno reciba según lo que aporte a la sociedad, lealtad al grupo, autoridad para mantener el orden del grupo y pureza como opuesta a degradación. A partir de la evaluación empírica de los cinco principios anteriores, utilizando las valoraciones de una amplia muestra, concluyen que en general los progresistas valoran los principios de cuidado y justicia más que los otros tres y también más que los conservadores. Por su parte, los conservadores dan una importancia bastante similar a los cinco principios y a su vez valoran más que los progresistas los de lealtad, autoridad y pureza.

Basándose en estos resultados varios autores han deducido que se puede rechazar empíricamente la afirmación de que la ideología de izquierdas es superior en términos morales a la de derechas, pues los progresistas valoran más sólo dos principios de los cinco, mientras que los conservadores valoran más tres.

Sin embargo, a partir de lo anterior no se puede afirmar, ni tampoco lo contrario, que la ideología progresista es moralmente superior a la conservadora por tres razones o limitaciones. Por un lado, porque no es razonable dar de forma general la misma importancia a cada uno de los cinco principios establecidos por los autores del trabajo. Por ejemplo, no parece igual de grave dejar morir de hambre a una persona por estar enferma (cuidado) que no hacer cierta tarea que ordena el líder (autoridad). Aunque podría encontrarse algún ejemplo cuya importancia sea la inversa, es decir, en el que sea más importante mantener determinada autoridad que dejar de prestar cierto cuidado, en general el sentido de importancia es el indicado, o sea, que suele ser moralmente más importante el cuidado que la autoridad. Parece que la importancia de los principios más valorados por los progresistas es superior a la de los más valorados por los conservadores. En todo caso, se precisaría un criterio, del que adolece el estudio citado, de ponderación o valoración relativa de los principios, que por ejemplo nos indique si la suma de los dos primeros (los que valoran más los progresistas) es superior o no que la suma de los tres últimos (que valoran más los conservadores), para poder hacer afirmaciones del tipo: cierta ideología política es moralmente superior a otra.

La segunda limitación del estudio reside en que las ideologías políticas son complejas y están asociadas con diversas facetas, valores y actitudes. La moral está sujeta a ciertas convenciones sociales y no forma un conjunto universalmente compartido. El trabajo anterior adolece de un problema de sesgo, reconocido por los propios autores, hacia la cultura occidental y más en concreto hacia la estadounidense, lo que le impide ser generalmente válido. De esta forma, por ejemplo, el principio de pureza no es igual de importante en España que en Estados Unidos.

La tercera limitación del estudio proviene del método elegido, pues es psicológico y consiste en obtener la valoración sobre distintos aspectos morales que hace un grupo de personas que tiene diferentes culturas. Los estudios de psicología nos dicen cómo se comporta u opina la gente (enfoque positivo), no cómo debería hacerlo (enfoque normativo). Aunque a veces la moral se confunde con la ética, realmente son diferentes. La moral es el conjunto de comportamientos y normas que determinada sociedad suele aceptar como válidos (Fernando Savater), es decir, está sujeta a convenciones sociales y no es universal. La ética, en cambio, permite discernir lo que nos conviene (lo bueno) de lo que no nos conviene (lo malo). Trata de lograr justicia y felicidad (Adela Cortina). Busca principios universales, independientes de la cultura. Estos aspectos normativos, universales y basados en la justicia que conforman la ética son los que sí pueden servir como base para determinar si una ideología política es superior a otra (globalmente más deseable para la sociedad). En este sentido, si los principios de justicia y bienestar generales en los que se sustenta una ideología política son superiores (preferibles) a los de otra, éticamente la primera será superior a la segunda.

La justicia probablemente sea el principio más importante de los cinco componentes de la moral establecidos por Haidt y precisamente es uno de los dos que valoran más los progresistas que los conservadores, por lo que quizá sí se pueda considerar que, desde un punto de vista ético y también moral, la ideología progresista es superior a la conservadora, si bien demostrar esto fehacientemente no parece una tarea sencilla.

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