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Cien líneas

Embudo

Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia. La cacería no va a parar. Del ministro de Industria al alcalde de Granada, pasando por Aznar, que le hicieron una paralela y lo cacarearon como si fuese el Lute; Conde, que siempre viene bien meter en la cárcel a alguien de la derecha no domesticada y lo que te rondaré morena.

La cosa viene de atrás y es mucho más larga. Recuerden cómo trataron a Rato, con inmersión en un coche para ir hasta una oficina apenas trescientos metros más allá -la televisión llegó antes que la policía ¿quién la avisó?- y qué decir de Esperanza Aguirre de quien filtraron la declaración de la renta durante la campaña electoral y así, aunque por los pelos, lograron que no tuviese mayoría absoluta.

Sin embargo al PP zapateril ni tocarlo. Me refiero, claro, a Rajoy y sus SMS "se fuerte", al pago en negro de la sede central, a su edecana Rita Barberá y tal y tal y tal.

Hay que decirlo y repetirlo mil veces: la idea es que de la derecha autónoma no queden ni las cenizas. Solo una derecha entregada al socialismo tiene presente y futuro.

Desde aquel misterioso viaje de Rajoy por las Américas, tras perder por segunda vez las elecciones, tal es la línea ganadora. Regresó y sentenció: conservadores y liberales fuera del PP. ¿Quién queda entonces? Pues, ya se sabe, socialdemócratas y tecnócratas. Todos a las órdenes de los Bilderberg.

Simultáneamente la izquierda es sagrada, los separatas, tal que Pujol -con cifras mil veces superiores a Conde- inmaculados y Podemos/Panamá, en los altares.

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