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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Cuánto desalmado

"La salud de Villa es secreto", ha declarado su abogada y, en consecuencia vamos a correr un tupido velo al respecto sobre la cuestión en sí, aunque no sobre algunas consideraciones que su neurólogo examinador realizó al comparecer ante la juez del caso. Como es sabido, el sindicato SOMA persigue judicialmente al que fue su líder incuestionable durante décadas, ya que le atribuyen haberse quedado con 360.000 euros que deberían haber ido a la caja de la organización obrera. Pues bien, el referido neurólogo habló de lóbulos, a saber, del frontal, que es el sillón en el que se sienta la voluntad, el juicio y el raciocinio, y también el control de esfínteres. Y del temporal, habitáculo de la memoria. Dado que las tres potencias del alma -según decía ya Platón-, son la memoria, el entendimiento y la voluntad, tener tocada la habitación del recuerdo puede dejar a uno como un perfecto desalmado, ya que sin memoria habría que ver cómo se manejan el entendimiento y la voluntad. Por otra parte, para quedarse con el dinero de un sindicato debería de bastar sólo con un poquito de voluntad por parte del apropiante si este es el amo indiscutible del negocio, ya que el entendimiento de sus subordinados funcionará de modo que comprendan dócilmente al amo. Y en tercer lugar, la memoria de esos subordinados esquilmados puede permanecer atrofiada antes de que su lóbulo temporal se deteriore. Total, que el misterio de todo esto sigue siendo que el SOMA entendiera durante décadas la voluntad de su jefe para alargar la mano y no lo registrara en su memoria. Cuánto desalmado.

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