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Profesor de Historia del Arte

Educar niños para la guerra

El Ministerio de Defensa ha cometido de forma premeditada un grave error durante su día de puertas abiertas celebrado el pasado 15 de abril, al mostrar todo su despliegue armamentístico a doscientos escolares asturianos en el acuartelamiento Cabo Noval en Siero donde se encuentra el Regimiento "Príncipe" número 3.

Hay un principio fundamental, una línea roja que no se puede traspasar, un umbral de inocencia que nunca se puede romper abruptamente. Un ciudadano adulto tiene la sabiduría de discernir aquello moralmente aceptable de lo éticamente perverso. Pero uno o cualquiera de sus hijos menor de edad, en edad escolar (o no), sin espíritu crítico aún, y sin la madurez suficiente para reconocer objetivamente la estricta función real que tiene el mortífero objeto metálico que acarician sus manos, no debe de ser obligado o forzado e instruido de ninguna de las maneras para establecer un diálogo de juego de la guerra con armamento real, oficialmente expuesto y patrocinado por el Ministerio del Ejército con fines de información, de ¿pedagogía?, ¿de conocimiento de una potencial profesión futura? Es muy duro ver la imagen absolutamente gratuita de un niño-soldado pilotando, "jugando", con un tanque real o "disparando" con una ametralladora AK 47, o un misil real sobre un "objetivo humano imaginario", y todo ello con la aquiescencia de sus padres, amigos y militares pletóricos de una gozosa ilusión, sonrisas y manifiesta aprobación. Pero estas clases de guerra no son un inocente juego de cachorros de león entrenándose para supervivir cazando, sino que será un adulto-soldado que matará de forma real. Y le arrebatará con violencia la vida a un semejante y será amparado por la Ley si esa acción bélica ha sido aprobada por el máximo organismo legislativo de su nación o Estado.

Existe un artículo con fecha de 26 de agosto de 1996, titulado "Repercusiones de los Conflictos Armados en los Niños, preparado por la experta Graca Machel que nombró el 8 de junio de 1994 (Resolución 48/157) el entonces Secretario General de las Naciones Unidas Boutros Boutros-Ghali, donde se reflejan los derechos de los niños a una educación basada en criterios objetivos de ausencia de violencia. Y la prohibición de enseñanzas que directa o indirectamente persigan o conlleven fines bélicos, o confusión de información acrítica que induzca a confusión moral. Se evitará pues aquellas acciones cuyo fin conlleve la exposición de hechos o sucesos criminales, sangrientos e injustos para los niños y cuyas conclusiones vulneren la ética y la moral de una libre voluntad basada en el juicio irresponsable de los derechos del niño.

La realidad de nuestra sociedad es que no se manifiesta de forma rotunda el medio o los métodos para que se cumplan las leyes que protegen a los niños. A mayor abundamiento estamos organizados jurídicamente con leyes fundamentales sobre la protección de los niños como la Convención sobre los Derechos del Niño que fue aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, y en donde se recoge de forma taxativa el compromiso de los Estados de asegurar que todos los niños y niñas -sin ningún tipo de discriminación- se beneficien de una serie de medidas especiales de protección y asistencia; tengan acceso a servicios como la educación y la atención de la salud; puedan desarrollar plenamente sus personalidades, habilidades y talentos? ( http://www.unicef.org ). Nuestro Regimiento Príncipe está pues vulnerando abiertamente esta normativa y tendrá que responder por este abuso de autoridad.

Es lamentable y produce amargura ver estas imágenes en nuestro ya moribundo Primer Mundo, pero es la realidad que se vive en muchos países y no solamente en el nuestro ¿Qué función cumple ese niño (7 o 12 o 14 años) "disparando" imaginariamente a un objetivo humano, en una sociedad libre y democrática? Nada que nos produzca orgullo evidentemente. No es ningún pasatiempo, tampoco tienen interés formativo ni pedagógico los pocos minutos que sus manos han abrazado el gatillo y acariciado el cañón de la sofisticada ametralladora. Es un acto gratuito y de presión psicológica sobre una persona obligada a jugar con algo cuya comprensión última desconoce y se le sustrae consciente o inconscientemente a la interpretación lógica de su función ¿Podrá escribir o relatar la acción que ha realizado en términos de abstracción suficientes como para que exprese coherentemente que son armas de naturaleza letal? Y en cambio a lo largo de su vida será expuesto a estos actos en una calculada pedagogía para la guerra. No hay que recurrir a la memoria, hay miles de fotografías en las que niños palestinos, árabes, sirios o iraquíes matan con frialdad absoluta. ¿Es que nos hemos deshumanizado tanto para que un niño en su visita al cuartel ese día concluya después de las clases de guerra que recibió con unas desalentadoras palabras: "Esto mola mucho. Me gusta oler el peligro?".

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