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Sol y sombra

Ataque calculado

Pablo Iglesias ha atacado en público a un periodista, al que, además intentó ridiculizar de manera reiterada, por escribir, según él, noticias que no tienen por qué ser verdad, contrarias a Podemos, y supuestamente con el objeto de prosperar en el periódico que le da empleo. Para Iglesias el periodista linchado es un ejemplo del tipo de espécimen que prolifera en este oficio. No es el único que lo piensa, tanto en la vieja casta como en la nueva, y tampoco se trata de una novedad que un político arremeta contra quienes tienen como modo de ganarse la vida informar sobre los hechos o analizarlos.

El problema no está en la opinión que al líder de Podemos le merezcan las informaciones veraces y los juicios libres en manos de los editores de los periódicos. El hecho verdaderamente preocupante es que el ejemplo del periodista que hace lo que le ordenan para medrar en su puesto de trabajo y tener contentos a quienes le pagan es algo calculadamente deliberado con el fin de deslizar la idea de que todo aquello que publican los medios críticos con Podemos es falso y que nadie debe hacer caso de ello. Pensando, como es natural, en las elecciones y en el pretendido sorpasso.

Hay que tener cuidado con este sujeto de la cola de caballo y lo que preconiza. Uno no admira a personajes como Chávez de modo gratuito, únicamente por presumir de ello. Hace menos de un par de años, Iglesias repetía, a propósito de la "ley mordaza" de Ecuador, que los medios de comunicación tienen que someterse a un control público y a una "regularización para garantizar la libertad de prensa". Para regularla o garantizarla él, claro, a la manera ecuatoriana o de la Venezuela chavista. El ataque en la Complutense a un periodista no es fruto de una salida de tono. Es algo meditado que enlaza con lo que les acabo de contar.

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