Asturias pierde población a chorros, especialmente porque los inmigrantes se van y, como se publicaba hace unos días, los expertos -economistas, claro- proponen atraer parejas foráneas en edad fértil. Pero, señores, si los que están aquí marchan ¿cómo demonios vamos a traer gente de fuera? En tal caso la primera medida, la elemental, sería retener a los que viven entre nosotros y animarlos para que tengan muchos hijos.
Vayamos al fondo del asunto. Asturias pierde población porque aquí no se crea riqueza. O no se crea la suficiente riqueza. Una calamidad que no es natural sino cultural: este Principado de nuestros amores es un paraíso socialista. Así de sencillo, así de claro, así de dramático y, atención, así de reversible con la condición de que la mayoría de los asturianos y asturianas -hay que ser políticamente correcto- quiera salir de esa situación.
Los expertos pretenden solucionar el problema con más socialismo: subvenciones a parejas alóctonas para que vengan aquí y tengan amplia descendencia o sin más apoyo económico a los jóvenes que quieren tener hijos. Estamos con el agua al cuello y encima pretenden subir los impuestos -no hay otra fuente de ingresos- para pagar un incremento demográfico a treinta años vista.
Absurdo o, peor, una suma de cargas que impedirán aún más crear riqueza así que todavía más emigración, más descenso de la población y tal y tal y tal.
La solución, insisto, está al alcance de la mano: más libre mercado y menos socialismo pero ¿quién le pone el cascabel al gatazo de la intervención?
