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Trump contra todos

Lo inconcebible hace 11 meses, cuando lanzó su precandidatura y la mayoría de los analistas se lo tomó a broma, ya es casi una realidad: tras su victoria en las primarias de Indiana y el abandono de sus dos únicos rivales (Ted Cruz y John Kasich), el histriónico multimillonario Donald Trump, próximo a cumplir 70 años, será proclamado candidato del Partido Republicano en la convención que celebrará la formación en Cleveland (Ohio), en el mes de julio.

Pese a sus modales groseros, las acusaciones de misoginia, el desprecio a los inmigrantes y su retórica antiglobalizadora y aislacionista (¿o quizá, precisamente, por todo ello?) Trump se ha dedicado estos meses a hacer añicos todas las predicciones en su contra: que no llegaría "vivo" a las primarias de New Hampshire (en febrero), que haría patinazos en los debates que le acabarían penalizando frente a los otros (recordemos) ¡16! precandidatos, que no alcanzaría el 50% de intención de voto entre los suyos a nivel nacional? Todo lo ha ido superando hasta el punto de que, contra pronóstico también, puede dedicarse a preparar la lucha contra su rival demócrata (seguramente, Hillary Clinton) mientras dicho partido, que solo tenía tres contendientes, aún disputa primarias competitivas ante la negativa a retirarse del senador Bernie Sanders.

A pesar de estos logros, las encuestas actuales apuntan a que el 8 de noviembre Trump perderá con claridad contra Hillary Clinton ya que, a la hora de la verdad, la animadversión que suscita en colectivos clave para asegurar la victoria (como la minoría hispana o las mujeres) o el rechazo dentro de su propio partido (la familia Bush ya ha anunciado que no hará campaña en su favor) acabarán decantando la balanza hacia Clinton. Pero, si repasamos lo descrito en el párrafo anterior, será mejor no apostar en su contra.

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