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Minarquía

No sobra hacer pronósticos siquiera sea como divertimento. O al menos para mitigar la angustia. No personalizo. A mi juicio llevamos unos meses maravillosos sin Gobierno, de manera que si después de las elecciones del 26 de junio -festividad de San Josemaría Escrivá- todo sigue igual y hay que volver a votar en Navidades no me preocupa nada. Estado mínimo. Minarquía. Y viva tu tía. Cuanto menos manden los mandarines mejor para los paganinis que somos todos, ya que quieras o no revuelven en tus bolsillos y se llevan lo que estiman oportuno que es siempre inoportuno para el esquilmado.

Dos o tres meses antes de las elecciones próximo pasadas anoté, en al menos dos ocasiones, que el PP iba a sacar 120 escaños y el PSOE 90. No, no hace falta que aplaudan. Bueno, tampoco es necesario que me injurien por soberbio o porque, al igual que el burro de la fábula, sonó la flauta. Para éstas, subida del PP y de Podemos. Vamos, 135 escaños para los populares, y los podemitas si consuman su unión con IU y no se dispersan las mareas -demasiados considerandos- se plantan en 90 escaños.

Y a jugar a las combinaciones de nuevo.

Las leyes, se ve, han fallado porque no ha sido posible un acuerdo de Gobierno y puede que volvamos a estar en las mismas en nada. Me parece injusto echarle la culpa a estos políticos, el problema viene de muy atrás. Me temo que el bloqueo sirva de ariete para una reforma exprés de la Constitución.

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