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Joaquín Rábago

Angela Merkel, la ilusionista

¿Qué piensa Angela Merkel? ¿Cómo explica el cambio de rumbo en el tema de los refugiados: el humillante acuerdo con la Turquía de Erdogan? ¿Cuáles son sus principios? ¿Se guía su política sólo por lo que puede ayudarla a mantenerse en el poder sin que le importen las piruetas que tenga que hacer para lograr sus fines?

La canciller se refugia en el silencio, como critica el semanario "Der Spiegel", por lo que no sabemos si está de acuerdo o no con el cierre de fronteras en la ruta de los Balcanes, que denunció en su día como "decisión unilateral" que no resolvería el problema. Tampoco sabemos lo que piensa del presidente turco o si está a favor o en contra del ingreso de Turquía en la Unión Europea, al que siempre su había opuesto antes.

Cuenta el semanario alemán una anécdota significativa: en una sesión del Gobierno, preguntada por qué pasaría si Italia se viese desbordada un día por los refugiados, la canciller respondió simplemente que Austria cerraría entonces el paso del Brennero con ese país. Es lo que ha ocurrido, las autoridades austriacas han amenazado con sellar ese paso alpino e impedir así el paso de los refugiados tras el cierre de la ruta de los Balcanes.

En el fondo, tanto una cosa como la otra favorecen lo que parece ser la nueva política de la canciller: la llegada de cuantos menos refugiados, mejor, a su país. Como otros políticos cristianodemócratas y sobre todo los cristianosociales bávaros, Merkel está sin duda preocupada por el ascenso electoral de la derechista Alternativa para Alemania, que ha hecho de la lucha contra la inmigración musulmana su principal caballo de batalla.

Pero Merkel, la dirigente que se permitió dar al mundo una lección de generosidad y humanidad con su anuncio de que Alemania no pondría límites a la llegada de refugiados, ahora, en vista de lo que indican los sondeos, está haciendo lo posible por dejarlos a las puertas de Europa aunque sea en un país tan poco respetuoso de los derechos humanos como Turquía.

"Der Spiegel" califica a la canciller de "ilusionista" capaz de convencer al público de una cosa mientras hace la contraria: mientras sigue apareciendo a ojos del mundo como la "madre Teresa" de los refugiados, persigue una política basada en la disuasión. Y mientras, los egoístas son sus socios de la UE que, al no aceptar el reparto inicial de cuotas de refugiados que ella pretendía y cerrar una tras otra sus fronteras, la obligaron a ese acuerdo con Turquía. En verdad, todo un truco de ilusionista.

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