Si a estas horas el Sporting fuera equipo de Segunda estaría igual de orgulloso de la temporada que han hecho Abelardo y sus jugadores. Pero, afortunadamente, ayer se dio el segundo milagro consecutivo. El de este año fue incluso más difícil, pero el equipo siempre mantuvo la fe. Y el Betis dio un ejemplo de profesionalidad. Siempre confío en que todos los futbolistas hagan lo que tienen que hacer, pero no es fácil mentalizarse cuando no te juegas nada. Además, la semana pasada presentaron a un nuevo entrenador. Pero afortunadamente, nos llegaron buenas noticias. Sé que Scepovic tuvo alguna ocasión clara con 0-0. Cuando el Betis marcó el segundo gol y expulsaron a un jugador del Getafe ya me quedé tranquilo.
Claro que seguía abierta la posibilidad de un gol del Villarreal. No respiré hasta el golazo de Sergio Álvarez y, entonces sí, fue la apoteosis. Lo que hizo el Sporting este año tiene un mérito tremendo, pero también lo tendría si hubiera descendido. Fue un equipo competitivo hasta el último momento, superando todas las adversidades.
El mérito es de todos, pero algunos jugadores transmiten el espíritu de este equipo, como Luis Hernández, Jorge Meré, Isma López, incluso algunos que se pueden marchar como Jony. Y sobre todo destaco a Sergio, que estuvo fuera del equipo y nunca tuvo una queja o un mal gesto. Su progresión es tremenda. Por la mañana había estado en Mareo hablando con él y le comentaba que puede conseguir grandes objetivos porque tiene unas condiciones magníficas. Tremendo también el mérito del cuerpo técnico, que formó un equipo competitivo fomentando el fútbol base.
Quedarse en Primera significa mucho de cara al futuro. La base del equipo tiene un año más de experiencia. Esta temporada ha sido como un curso acelerado. Y también tengo que elogiar a la afición porque el ambiente ayer en El Molinón fue impresionante, una gozada.
