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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Cifras que chirrían

Está tan revuelto y desordenado lo del plan de vías de Gijón que no nos atrevemos a juzgar ni siquiera sus cifras teóricas; las de la pasta, queremso dedir. De hecho, sospechamos que la reciente subasta de dos parcelas -que ha quedado rotundamente desierta- fue un paso que el Ministerio de Fomento bendijo finalmente con total desgana, la misma que empleó para tramitar su salida al mercado durante cuatro años. Claro, los ministeriales, es decir, la ministra Ana Pastor y sus acólitos, podrían decir ahora que hubiera sido perder el tiempo hacerlo antes, cosa que ha confirmado su desértico resultado. Pero la cuestión grave no es sólo esa, sino que durante ese mismo cuatrienio el departamento de Pastor no ha hecho más que marear a la villa de Jovellanos, hasta que ya al final de 2015 le dio un apretón al tema con más voluntad electoral que resultados, o sea, ninguno. Pero respecto a las cifras, esas que nos bailan y, sobre todo, nos chirrïan, hay un dato que nos deja estupefactos. Lo mencionamos aún a sabiendas de que ese empujón de finales de 2015 removió todas las percelas de la operación y no sabemos a ciencia cierta cómo ha quedado su edificabilidad o aprovechamientos y, en consecuencia, el dinero que se puede esperar de su venta. Pero el dato en sí consiste en que recientemente se ha dicho que sería preciso conseguir por venta de ese suelo unos 228 millones de euros de los 421 millones que costaría la nueva estaciòn intermodal. Pues bien, en enero de 2012, una tasación realizada por una firma profesional elevaba a 255 millones de euros el valor de mercado de esos suelos. De ello se deduce que en cuatro años su depreciación habría sido del diez por ciento, lo cual nos parece una reducción idílica. Prueba de ello es que una sociedad de agentes inmobiliarios acaba de declarar que las dos parcelas de marras salieron a subasta con un precio exagerado. Claro, sería el de hace cuatro años.

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