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Médico hematólogo, natural | de Trubia

Del Torreón de los Guzmán a San Pedro de Nora

Los Azas/Hazas en Asturias

El apellido Aza tiene su origen en el sur de la provincia de Burgos, en la localidad de Aza, cerca de Aranda de Duero, y arranca en su génesis del año 1135, fecha del nacimiento de la beata Juana. Dicha dama era hija de don García Garcés, Alférez Mayor del Rey Alfonso IX, y tomó el apellido Aza del señorío de la jurisdicción de su familia. Casada hacia 1160 con Félix Núñez de Guzmán, de la casa de Lara, vivió en Caleruega, donde tuvo sus tres hijos: Antonio, Manés y Domingo. Domingo, nacido en 1170, fue el fundador de la Orden de Predicadores, esto es, de los Dominicos. La Iglesia, además de proclamar santo a Domingo y beata a Juana, honró a Antonio con el título de venerable y a Manés con el de beato.

De la casa familiar se conserva hoy el Torreón de los Guzmán, que formaba parte de los amurallamientos defensivos del siglo X, durante la Reconquista. En el año 1226, el Rey Alfonso X el Sabio transformó la casa solariega de los Guzmanes en un monasterio, al que se trasladaron las monjas dominicas de San Esteban de Gormaz.

En cuanto a la grafía del apellido, hay que señalar que se escribe con "h" y sin ella, en relación con la interpretación que se da al topónimo Aza. Quienes entienden que es palabra no latina, sostienen que "aza" significaría "agua" (y en ese sentido el río "Riaza" sería una más de las tantas redundancias que existen en la lengua peninsular); otros creen que ese "aza" habría que corregirlo en "haza", porque el origen sería el latín "fascia", franja de terreno (el asturiano "faza").

En el árbol genealógico de los Azas en Pola de Lena, que aparecen en el concejo en el año 1688, unos usan la "h" y otros no. La "h", por cierto, no desaparece hasta finales del XIX. A partir de ahí queda como único uso el de "Aza".

El primer Haza en dicho árbol fue Bernardo de Haza, al parecer escribano Real, quien se casa con Serafina Hevia. Estamos entre los años de 1688 y 1742. Siguiendo las generaciones sucesivas (1715-1746-1783), en la cuarta, en los años de 1800, aparece la generación de mi tatarabuelo, Pedro de Haza y González de Lena, con sus once hermanos. Dos de ellos, fray Benito y fray Gabriel, fueron monjes del Císter. De fray Gabriel sabemos que estuvo en el monasterio de Corias, en Cangas de Narcea, que data del siglo XII, mientras que de fray Benito sabemos que fue abad y que residió en el monasterio de Meira en Lugo, igualmente del siglo XII. El tatarabuelo Pedro se casó con Manuela Farpón, y su hermano Ramón se casó con Antonia Farpón. Uno de los hijos del tatarabuelo Pedro fue Francisco Haza Farpón, mi bisabuelo, y sus hermanos se llamaron José Antonio, residente en México; José, párroco de San Pedro de Nora, y Tomás, industrial en Pola de Lena.

El hermano menor de esta saga, Rodrigo de Haza, se casó con Bernarda Martínez de Vega, y entre sus hijos destacamos al padre dominico fray José Pío Aza, nacido en Pola de Lena en el año 1865 y fallecido en Perú, en Quillabamba, en el año 1938, tras una vida de misionero y evangelizador en el Amazonas donde actuó como protector de los Huarayas y Machiguengas.

Hay en ésta genealogía una rama que sale en segunda generación a partir del matrimonio de Francisco Antonio de Haza y María Antonia Rodríguez de las Cuevas, en la que en años posteriores, entre distintos descendientes, aparece otro lenense ilustre, Vital Aza.

El reloj de los Azas. Volviendo a fray Benito: desde el día 22 de Agosto hasta octubre del año 1886 fue párroco de Meira y en el año 1882 inauguró y bendijo la capilla de Paredes, en Meira, de la cual también fue párroco. No sabemos más cosas de él, salvo que en el año 1864 tomó la decisión de regalarle a su sobrino José Aza y Farpón, párroco de San Pedro de Nora, Oviedo, un reloj, "relox-despertador", como dice el propio fray Benito.

Se trataba de un reloj de mesa, del tipo que usaron y pusieron de moda los generales de Napoleón, y que transportaban en un estuche de cuero cuando salían de viaje. Don José tuvo este reloj en su poder durante cuarenta y cinco años, hasta que en enero del año 1911 lo envió a Madrid, en un regalo para uso caritativo. Lo envía a su primo, fray José Farpón Tuñón, entonces en Madrid, a través del rector del colegio Santo Domingo de Oviedo, Alfredo Fanjul. (Este Alfredo Fanjul, por cierto, fue encarcelado en Madrid, en 1936, en el cuartel de la Montaña, y durante su encarcelamiento confortó espiritualmente a otros detenidos posteriormente fusilados, entre los que se encontraba su tío, el general Joaquín Fanjul).

José Farpón Tuñón fue un dominico nacido en Pola de Lena, formado en San Juan de Letrán y luego profesor de Filosofía y Teología en la Universidad de Manila. Pasados los años volvió a España, estuvo en Asturias y falleció en Valencia. Fue autor de varios libros espirituales y colaborador habitual durante algún periodo de la prensa de Manila.

Una rama de los Hazas descendiente de Pedro Haza González, de Lena, se ubicó en Udrión, Trubia, a siete kilómetros de San Pedro de Nora, donde se encuentra la iglesia declarada monumento nacional en el año 1931, que pertenece a la época del reinado de Alfonso II, es decir, al siglo IX.

Los Azas de Trubia vinieron desde Pola de Lena tras la senda de don José, párroco de Udrión y de San Pedro de Nora. Es así como en Udrión se establecieron uno de sus hermanos, José Antonio, que luego emigró con siete de sus hijos a México, donde en la actualidad hay una importante saga de Hazas, que mantienen la "H" de Haza; otra hermana, Nieves, y el bisabuelo, Paco, que casó con Águeda Arias Castrillón (de Marentes, Ibias), de quienes nacieron Susana, Joaquín, José Rosario, Josefa y Nieves Haza Farpón. Paco, después de enviudar, se casó en segundas nupcias con su cuñada, también viuda, en Pola de Lena y reunieron una importante saga entre los dos. Falleció en el lugar de su nacimiento, Pola de Lena. Entre otros recuerdos de él, se conservó en Udrión durante años, su fuente, "La fuente de Paco" luego llamada "La fuente de Juaco-Pacu", que recientemente ha sido cegada por la construcción de un ramal de ferrocarril.

Joaquín Aza Arias y Hortensia García. Se cuentan muchas anécdotas de la época de don José. Una de ellas recoge la tradición de la búsqueda de un tesoro en las proximidades de la iglesia. Parece ser que algo de ello ocurrió, y, ¡cómo no!, mi abuelo Joaquín, junto a otros, estuvo en ello.

Algunos dicen que la búsqueda era en la propia iglesia de San Pedro, y precisamente debajo del altar, de manera que, al enterarse el señor Obispo de ello, dio orden tajante de que antes de la misa del domingo debía estar todo tapado, y así ocurrió. De mi abuelo Joaquín me creo esas historias, como también sé que con otros hombres, en otra ocasión, transportó una carreta de material para la Central de la Malva. Era el año 1926 y tenían que pasar por un puente muy inestable. Lo consiguieron no sin grandes sudores. Esto ocurrió mucho antes que la subiera Vuelta ciclista a España, en el 2012.

A Trubia, a mis abuelos Joaquín Aza Arias y a Hortensia García, a su casa de Soto, fue donde volvió años después, pero un poco perjudicado, el reloj que yo llamo "el reloj de los Azas". No sé por qué conducto regresó desde Madrid, quizás lo recuperó don José y quizás la tía Nieves se lo entregó a mi abuela Hortensia, lo que sí sé es que sus nietos de Trubia lo conservaron allí más de sesenta años. Ahora, tras una pequeña limpieza, el reloj de los Azas funciona perfectamente.

Desde que Gonzalo Núñez fundara la Casa de Lara en el año 1106, a la que estaban ligadas las casas de Aza y de Guzmán, pasaron muchos años. De aquellos guerreros que se disponían a luchar para la Reconquista sólo persistió el nombre de los Manrique de Lara. ¿Cómo se dispersaron los Azas hasta encontrarlos de nuevo, cuatrocientos años después, en el núcleo de Pola de Lena? Será tarea de estudios más sesudos.

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