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Presidente del Colegio de Geólogos

Túneles de Pajares y acuíferos de la montaña de León

Por qué los tubos siguen desaguando importantes caudales

Imagínese, lector, un estante de la librería de su casa: Es un conjunto de libros en posición vertical. Unos son más duros, compactos, de lectura difícil, impermeables (por ejemplo, ¡"La Metamorfosis" de Kafka!). Otros son más amigables, blandos y de lectura fácil (¡"Robinson Crusoe" de Daniel Defoe que tanto me gustaba de pequeño!). Unos son más gruesos que otros. Imagine que, con una aguja de coser, los ensarta horizontalmente. La aguja pasa de unos a otros.

Algo así son los túneles de Pajares: Se trata de un conjunto de diferentes materiales verticalizados, con distintos espesores (hasta 400 metros) que se suceden a lo largo de 24,5 kilómetros de túnel. Hay materiales duros, compactos e impermeables (pizarras) intercalados con otras litologías más blandas, con huecos (poros) rellenos de agua.

Los materiales con buenas características acuíferas son de dos tipos. Por un lado, están las calizas, cuyos huecos son cavidades grandes, medianas o pequeñas conectadas entre sí de forma heterogénea por la roca. Este sistema de huecos generados por disolución química del carbonato se denomina karst (las cuevas son abundantes en el Oriente de Asturias). Hay, al menos, cinco formaciones calcáreas en los túneles de Pajares. Por otro lado, están las areniscas y cuarcitas. En ellas los poros son pequeños y se distribuyen uniformemente por la formación. Son acuíferos porosos también saturados de agua (como una esponja de baño empapada). El principal acuífero poroso se encuentra en la formación geológica conocida como "Cuarcita de Barrios" (pese a ser una roca muy compacta se encuentra muy arenizada). La única diferencia de Pajares con la librería es que los materiales cortados discurren, lateralmente, durante decenas de kilómetros por toda la Cordillera.

Inicialmente, todos los acuíferos estaban saturados de agua hasta la superficie topográfica. Cuando se excavaron los túneles se creó un hueco a unos 800 metros de profundidad media (bajo el Cuitu Negro el túnel se sitúa a 1.100 metros de profundidad. El agua embalsada en los diferentes acuíferos podía fluir hacia este hueco saliendo a superficie en la Boca Norte porque la pendiente es descendente desde León al 1,6386%. Esto provocó el vaciado o drenaje de los acuíferos, entre 2007 y 2012, en una zona de influencia estimada en unos 1.000 metros a cada lado del eje de la infraestructura. Se alcanzó así una nueva situación de estabilidad hidrogeológica. El túnel llegó a drenar un caudal máximo de 525 litros por segundo estabilizándose en los actuales 325 litros por segundo.

Este drenaje de acuíferos se produce siempre, en cualquier túnel que se perfore y desde el primer túnel importante del que se tiene noticia (túnel de Eupalino, 1.036 metros, isla griega de Samos, siglo VI a.C.). Se trata de un efecto irreversible.

Así pues, todos los túneles drenan los acuíferos cortados en una zona de influencia variable según la naturaleza de los materiales, las características petrofísicas del acuífero, la profundidad del túnel, etc., que puede alcanzar cientos de metros a cada lado de la excavación. El nivel de los acuíferos desciende hasta la cota del túnel, por lo que, si hay manantiales en superficie, se pierden y el agua superficial, al atravesar terrenos permeables secos, se infiltra desapareciendo. En el resto del acuífero, más alejado de la zona de influencia, el efecto es inapreciable y conserva sus características iniciales.

Es conveniente recordar aquí que todo el agua subterránea y, en concreto, los acuíferos de la Cordillera Cantábrica son propiedad de todos los españoles. El Gobierno de la nación tomó en su día la decisión política de perforar un túnel sabiendo que, al hacerlo, se produciría un impacto ambiental (drenaje parcial de acuíferos). En la toma de esta decisión, nuestro Gobierno consideró que el bien a obtener (ferrocarril del siglo XXI que comunique Asturias con la Meseta con rapidez y fiabilidad para personas y mercancías) tenía una rentabilidad social muy superior al impacto producido. Por otro lado, el daño ocasionado puede ser mitigado evitando que la escorrentía superficial de los ríos baje al túnel. Será difícil justificar en instancias judiciales la comisión de algún delito por actuar de la forma en que se hizo y teniendo en cuenta que el drenaje de los túneles es algo evidente desde hace más de 3.000 años.

En la ejecución de medidas correctoras se está trabajando actualmente. Todos los manantiales perdidos en la zona de influencia que se utilizaban para el abastecimiento de poblaciones han sido repuestos por el Adif, mediante la captación de otros más alejados, el tendido de tuberías hasta las poblaciones afectadas y la instalación de plantas de cloración como marca la ley. Hoy nadie puede decir, en la montaña de León, que está desabastecido de agua como consecuencia de la perforación de los túneles de Pajares.

Entonces, una vez drenada el agua de los acuíferos en la zona de influencia de los túneles, ¿por qué el túnel sigue desaguando importantes caudales?. Porque los arroyos superficiales, al discurrir por zonas secas de los acuíferos, pierden total o parcialmente el agua de escorrentía que acaba bajando al túnel. En el caso de las calizas carstificadas el efecto es muy visible (se pierde toda o casi toda el agua) mientras que en acuíferos porosos el efecto es más difuso y solo se aprecia con datos de aforo. Este efecto puede mitigarse y, de hecho, se está haciendo como en la canalización y restauración del Arroyo Alceo (Buiza, Pola de Gordón).

Actualmente, los túneles de Pajares drenan unos 325 litros por segundo de los que un 70% (unos 225) procede de la Cuenca del Duero (el famoso "trasvase", unos 7 Hm3/año). No es una cantidad muy grande de agua. En el futuro, estudiando la hidrogeología de la zona de influencia de los túneles de Pajares, colocando piezómetros y estaciones de aforo de caudal, realizando obras de impermeabilización o canalización de tramos concretos de ríos, etc., este drenaje podría reducirse en unos 120 litros por segundo. Esto supondría devolver a la Cuenca del Duero unos 4 Hm3/año (la restauración del arroyo Alceo supuso evitar la entrada de 25 litros por segundo o 0,8 Hm3/año al túnel). Los trabajos tropiezan, sin embargo, con algunas dificultades de tipo administrativo dado que la montaña de León forma parte de la Red Natura 2000. Esto ralentiza cualquier medida que se quiera tomar. Es curioso comprobar cómo el impacto ambiental posible de las medidas correctoras (¡incluso instalar un piezómetro!) impiden corregir el impacto ambiental de los túneles de Pajares. Pero este es otro tema.

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