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Fernando Granda

Nuestro escaso reciclaje

Aprovechar los envases ya utilizados es una práctica que se extiende por el mundo, sobre todo en estos tiempos de larga crisis. Significa un ahorro tanto en materia prima como en gasto en nueva fabricación. Hay ciudades en Alemania, el país más rico de Europa, en las que se ven verdaderos parques de reciclaje, llenos de colorido, con contenedores distintos para vidrio verde, marrón o incoloro, para papel y cartonaje, para envases con impregnación plástica o metálica, para materiales orgánicos compostables, etc. Están en puntos clave de los barrios, acotados en rincones de fácil acceso para los vecinos. Son el primer peldaño hacia la recuperación de residuos. Además la gran mayoría de los supermercados tienen postes de devolución de vidrios y otros sólidos fácilmente reciclables donde se recibe un dinero por depositar el material usado. Luego están los puntos limpios y verdes donde se depositan electrodomésticos, aparatos electrónicos, material de construcción y residuos contaminantes o peligrosos. En España la cosa va con mucho mayor retraso.

Alguien diferenció hace años en nuestro país a las personas respecto al reciclaje (resistentes, comodones, despreocupados y concienciados). Los grupos van cambiando sus componentes y cada vez son más quienes se integran en este último. Los ayuntamientos van instalando contenedores de distinto color y el personal va accediendo a éstos y a los puntos limpios o verdes para depositar los desechos que se puedan aprovechar. Pero aún estamos lejos de los primeros puestos del reciclaje. Además, no parece haber una paridad en la sensibilidad en el cómputo por regiones. Y en algunos casos se observa cierto retroceso.

Según el ratio de reciclaje que publica la organización Ecoembes, Asturias se encuentra en el antepenúltimo lugar, solamente por delante de Canarias y la Comunidad Valenciana, y para colmo en un leve descenso. Aunque experimenta también un descenso la comunidad más recicladora, La Rioja, que llegó a sacar bastante ventaja a todas las demás. Van mejorando sus resultados Cataluña, Baleares, el País Vasco, Cantabria, Galicia, Andalucía, Castilla y León y Castilla-La Mancha. Por el contrario sufren una caída Aragón, Navarra, Murcia, Extremadura y Madrid. Analizada la escala de estos datos, está claro que el comportamiento de los asturianos deja mucho que desear, sobre todo porque nos pregonamos como un paraíso natural.

Con motivo del anual Día Mundial del Medio Ambiente, en estas primeras jornadas de junio no quedamos los españoles en un lugar preeminente a la hora de colaborar con la naturaleza. Y estamos en peligro de ser multados por no cumplir los objetivos europeos fijados para 2020, cifrados en el 50%, mientras que hoy alcanzamos sólo el 20%. Y si es en residuos orgánicos en el 10%, pues nuestros desechos van en un 60% a vertederos, de gran impacto en el medio ambiente, contaminadores de tierra y aguas subterráneas. Es decir, llevamos a los contenedores más cartón plástico que vidrio, pero estamos lejos de Europa. A ver, "repita conmigo: recicla, recicla, recicla", que diría el maestro clásico. Claro que sin caer en el caso de Sara, la esposa del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Ella reciclaba mucho, pero lo hacía en beneficio propio. Todo lo desechable después de las recepciones oficiales, que se celebraban casi a diario en la residencia del jefe del Gobierno, se llevaba a retorno (en Israel también se practica la devolución pagada de los envases), pero el dinero recuperado no iba a las arcas del Estado, sino a su bolsillo.

Los datos que maneja la Agencia Europea de Medio Ambiente dicen que Austria recicla el 63% de sus materias desechables, Alemania el 62%, Bélgica el 58% y Países Bajos y Suiza llegan al 51%. En Asturias lo hacemos un 17,6%, en la Comunidad Valenciana un 8,4%, mientras La Rioja, que ahora baja, ha llegado al 42,8%. O sea, necesitamos reforzar la promoción municipal del compostaje y de la recogida selectiva de residuos.

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