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La esquina

Una ciudad cómoda

En un popular programa matinal de radio la señora alcaldesa de Logroño confesaba que su ciudad era cómoda, habitable y acogedora porque en ella se come y se bebe bien, porque tiene uno de los índices más altos de España en parques, o sea en superficie verde, y porque sus habitantes son simpáticos y amables con los visitantes. Pero avisaba que el objetivo principal de los gobernantes es el de facilitar la inversión económica para que haya trabajo para esos habitantes simpáticos y acogedores. Logroño y Gijón viven una especie de permanente hermanamiento a costa de los encuentros futbolísticos, tan habituales en tiempos pasados cuando los dos equipos, Sporting y Logroñés, militaban en la misma categoría. Las dos ciudades pueden ser, en efecto, consideradas como cómodas y acogedoras. Y las dos, se supone al menos en el caso de la riojana y de dar por buena la frase de su alcaldesa, procuran que la actividad económica vaya al alza para que los ciudadanos encuentren un trabajo que les permita contar con un plan de vida adecuado.

Poner los pilares para una adecuada actividad económica, he aquí una tarea irrenunciable para los responsables municipales de cualquier ciudad, muy por encima de aspectos menores como pueden ser las organizaciones de eventos festivos o la pelea política con otras instituciones a lo mejor gobernadas por partidos rivales. El objetivo de la regidora logroñesa tiene que ser común para todas las ciudades, empezando por Gijón, que es la más cercana y la que ocupa nuestras preocupaciones.

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