¡Qué mala suerte tenemos los asturianos con los dirigentes políticos, que casi nunca aciertan con sus decisiones! Da igual el partido al que pertenezcan o que las resoluciones sobre Asturias se tomen a nivel nacional, regional o local, siempre son torpes, improvisadas y sin pensar en las necesidades de los ciudadanos. Eso sí, cuando los errores y meteduras de pata salen a la luz, todos se quitan de en medio cargando la responsabilidad a otros. No me digan ustedes que no es vergonzoso el despilfarro que con nuestros fondos han llevado a cabo en infraestructuras, obras e inversiones públicas en nuestra comunidad, que o bien son desproporcionadas en costes y tamaño, o han resultado inútiles o no eran necesarias. Tenemos algunos ejemplos clamorosos en Gijón, como el metrotrén, donde se han dilapidado más de cien millones de euros y nunca entrará en servicio; la regasificadora, que ha costado un potosí y que tampoco ha entrado en funcionamiento ni se espera que lo haga (al parecer no era necesaria); la ampliación mastodóntica del puerto de El Musel, que sigue infrautilizado, con accesos precarios y bajo investigación por el injustificado importe de la inversión. Otro fiasco reciente es el de la depuradora del Este. Estamos ante un nuevo caso lamentable, pues a pesar de las advertencias y protestas de técnicos y vecinos, los políticos han insistido tercamente en su ubicación en un área residencial y, como era de esperar, ha sido declarada ilegal por todos los estamentos judiciales (eso es prevaricación y malversación de fondos). O sea que, a sabiendas de que estaban construyendo una obra sometida a proceso judicial, han continuado (¡tira que libras!) y ahora nos encontramos con que, después de haber derrochado decenas de millones, dejan sin solución un problema básico y fundamental como es el tratamiento de las aguas residuales que se vierten al mar con el consiguiente riesgo para la salud y seguramente la imposición de una multimillonaria multa de la CE. Qué quieren que les diga de la variante de Pajares, que después de varios años y de fundir 3.500 millones de euros no saben cuándo concluirá. Por aquello de comparar, el tramo de aquí ha resultado tres veces más costoso por km que el túnel del Gotardo, que ya está operativo y que tecnológicamente era más complicado que Pajares y más del doble de largo y profundo. Para no cansarles, no entraré en las ocurrencias del Niemeyer, los sobrecostes del HUCA y varios asuntos más. Repito lo que les decía en el título de esta nota: no nos merecemos estos políticos, aunque como dice un amigo: "Si hay un imbécil en el Gobierno es porque los que lo votaron están bien representados".
