Anthony Blake, mentalista con mil créditos, sabe ya el resultado de las elecciones a celebrar en la octava. Yo también. En diciembre escribí que el PP iba a sacar 120 escaños y el PSOE, 90. Acierto técnico. El resultado ahora adivinado descansa en una urna sellada. El domingo, en Gijón, a las nueve, apertura solemne. Mientras tanto, la caja ha quedado bajo la custodia de Julio García, multicampeón del mundo de levantamiento de pesas.
Recuerdo a Blake en sus inicios, haciendo magia frente al Campoamor. Disparaban un proyectil con un fusil de avancarga y él lo paraba con los dientes. No se qué salió mal y un crío resultó herido de bala en una rodilla. Menudo lío. Que si no había seguro, que si no tenían permiso... ahora es un número uno y en este espectáculo o, mejor, ejercicio espectacular, cuenta con la colaboración de Julito García, en su día costalero de la hermandad de los Estudiantes. Lo entrevisté por entonces y me dejó un titular de esos que ponen la carne de gallina: "Después de procesionar cuatro horas bajo el paso, cargando con 40 kilos, sientes que Dios te coge el teléfono". Con esa fe y esos músculos supera en garantías al mejor notario.
¿Y mi pronóstico? Blake juega con ventaja porque García tiene hilo directo con el más allá. Pero ¿quién dijo miedo? Doblo la apuesta. Quiero decir que los números son fáciles, la verdadera cuestión es el nombre del próximo presidente del Gobierno. Ahí va: Javier Solana.
El mentalista promete exiliarse si se equivoca. Sospecho que se irá si acierta. Y yo también.
