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Alberto Menéndez

El volcán de la izquierda asturiana

PSOE, Podemos e IU ya cuentan desde hace más de un año con mayoría absoluta en la Junta General

Según las encuestas aparecidas en los últimos días, la teórica izquierda asturiana en su conjunto (PSOE, Podemos e IU) estaría muy cerca de lograr el 50 por ciento de los votos en las elecciones del próximo domingo. Y en España, al borde de obtener la mayoría absoluta. Alguien podría pensar que con estas previsiones un acuerdo de gobierno entre las candidaturas de Unidos Podemos y PSOE es una opción con muchas posibilidades de salir adelante tras los comicios. Pero quien saque esta conclusión se estará precipitando. El pacto entre socialistas y podemistas, al menos desde un punto de vista asturiano -con la experiencia que da ver cómo han actuado unos y otros-, no va a ser fácil de conseguir; más bien se podría decir que va a ser muy pero que muy complicado.

Los resultados que vaticinan los sondeos electorales para la izquierda de la región ya fueron una realidad en las elecciones autonómicas del pasado año en el Principado. Entre el PSOE, Podemos e IU cuentan con 28 de los 45 diputados de la Junta General. Sin embargo, los socialistas gobiernan desde entonces en la comunidad con el apoyo de sólo sus 14 parlamentarios y el insuficiente apoyo en ocasiones de los cinco de IU. Los nueve del partido morado que lidera Pablo Iglesias no sólo no suscribieron ningún tipo de acuerdo con el Ejecutivo que preside Javier Fernández, sino que apostaron por una oposición frontal, agresiva en ocasiones, sin matices.

En estas circunstancias -a la que hay que añadir la negativa de la candidatura municipal de Podemos en Gijón a facilitar la Alcaldía al PSOE dándosela en su lugar al partido de Francisco Álvarez-Cascos- es fácil presuponer que los máximos dirigentes de la Federación Socialista Asturiana para nada quieran oír hablar de negociaciones a escala estatal con la formación morada, y más aún si ésta se convirtiese en la segunda fuerza política del país. Por supuesto que son conscientes de que hay sectores del partido que son favorables a la confluencia con Podemos, pero consideran que son minoritarios. ¿Buscará entonces la FSA una solución parecida a la que se produjo en Oviedo con un alcalde socialista cuando la lista de la izquierda más votada había sido la de Somos (Podemos)?

En este momento nada es descartable. Está claro, al menos por lo visto en los últimos seis meses, que lo previsible no vale, que van a ser necesarios remedios más imaginativos que los empleados hasta ahora.

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